Cuando David Villa abandonó Valencia para ir al Mundial ya nunca regresó como blanquinegro. Hace diez años que el siete de España marcó su último gol para los de la capital del Turia. Lo hizo dejando al equipo en puestos Champions, como quinto máximo goleador de la historia de la entidad y convertido en una leyenda después de un lustro con la casaca che. El 24 de abril de 2010, desde los once metros, el Guaje marcó el que sería su último tanto de un total de 131. En frente tuvo a uno de sus rivales favoritos, el Deportivo de la Coruña.
Era su quinta temporada en el Valencia CF y los números de David Villa eran cada vez mejores. Esa temporada alcanzó su plenitud futbolística con 29 goles en 49 partidos, unas cifras que solo mejoró la campaña anterior con 31 tantos. Esos datos anotadores, desde que el asturiano se marchó a Barcelona, no se han vuelto a ver en Mestalla. La última vez que perforó la portería rival para deleite de la afición blanquinegra, el fútbol era distinto. César Sánchez defendía los palos, el centro del campo lo sostenía la mítica dupla conformada por Baraja y Albelda, Silva, Mata y Pablo Hernández acompañaban al Guaje. Además, otras leyendas como Vicente o Marchena daban sus últimas tardes de gloria.
Esa temporada David Villa se marchó al FC Barcelona por 40 millones de euros, en una operación que solo fue superada económicamente por la venta de Mendieta. Poco después ganaría el mundial y fue una de las estrellas de la mejor España de la historia. Sin embargo, aunque permaneció como uno de los grandes del fútbol nacional, Villa nunca dio en el Camp Nou el nivel mostrado en Mestalla. Se fue con el objetivo cumplido, el Valencia CF estaba en Champions. Esa campaña, el asturiano no fue el único que se alejó de la capital del Turia; la 2009/2010 fue la temporada de las despedidas.
La temporada que marcó el fin de la década más gloriosa del Valencia CF se llenó de significado. En un mismo año numerosas leyendas abandonaron el club y, por desgracia, muchas lo hicieron por la puerta de atrás. Con Manuel Llorente al mando los ches vendieron por 85 millones de euros y ficharon con un montante de 25 (la principal adquisición fue Roberto Soldado).
A la venta de Villa se le sumó un David Silva que ya era un mediapunta consolidado. Rubén Baraja fue el único que pudo ser homenajeado, el club no lo quiso renovar y, aunque su primera intención era seguir jugando, finalmente se retiró. A hombros de Zigic, que también abandonó el Valencia CF, el Pipo dio la vuelta al ruedo para recibir la ovación de Mestalla. Esos aplausos no los pudo recibir Carlos Marchena, que con un año de contrato y como uno de los jugadores fijos en la mejor selección de la historia, no fue renovado. El andaluz decidió aceptar una oferta del Villarreal.