La dirección deportiva del Valencia CF, capitaneada por César Sánchez, no se detiene y continúa con el trabajo constante aunque la situación no es fácil. Se encuentran atados de pies y manos sin poder concretar nada hasta final de temporada. La crisis sanitaria por el coronavirus ha sido todo un trastorno para todo el mundo y la dirección deportiva del Valencia no ha sido menos ya que sus planes quedan trastocados. El parón y la situación derivada de la crisis tendrán graves efectos que podrán condicionar en gran medida la planificación deportiva blanquinegra de cara a la temporada 2020-2021. Será un verano de recortes aunque se busca un refuerzo por línea. Los movimientos pendientes son múltiples, pero ahora poco se puede hacer. Por una lado, las dificultades económicas durante los próximos meses pondrán en jaque la viabilidad económica valencianista. El club deberá ajustarse mucho en todas sus parcelas y por supuesto, también en la deportiva puesto que se antoja un verano complicado sin fichajes demasiado caros y con la necesidad de apostar por canteranos y cedidos.
El calendario también juega en contra del Valencia y su planificación ya que la posición en la tabla y la disputa de competición europea serán claves. El Valencia hará todo lo posible para amarrar la cotizada cuarta plaza y si los de Celades fuesen capaces de conseguir la gesta, el impacto de los problemas económicos se reduciría a la mínima expresión gracias a los importantes ingresos que supone jugar la máxima competición continental. Esos problemas serían peores en caso de que el Valencia se tuviese que conformar con la Europa League y por descontado, la gravedad sería máxima con un Valencia fuera de Europa.
Ahora mismo y a un mes de la reanudación liguera la incertidumbre es máxima. El trabajo de la dirección deportiva no cesa pero tampoco puede concretar nada a expensas de lo que ocurra sobre el césped en el vertiginoso tramo final de temporada que se avecina para los valencianistas.