Los otros escándalos de Éver Banega en el Valencia CF
Éver Banega, después de unos años donde había conseguido ser más relevante por lo que hacía dentro del campo, ha vuelto a ser noticia por sus actividades extradeportivas. El argentino y varios compañeros del Sevilla FC, Ocampos, Franco Vázquez y De Jong, se saltaron el confinamiento para organizar una reunión en la que participaron más de diez personas. Ante esta irresponsabilidad LaLiga tomará una serie de medidas.
El mediocampista se ha convertido en el club andaluz en uno de los futbolistas más destacados y en el Valencia CF ya dejó muestras de su enorme calidad, que le permitió ser titular durante varias etapas y jugar con la selección de Argentina. Sin embargo, en los años que pasó en la capital del Turia protagonizó algunos de los escándalos más sonados de la historia de la entidad.
Un escándalo antes de vestir la blanquinegra
Éver Banega tuvo unos inicios en el club complicados. El Valencia CF, con la esperanza de que el mediocampista fuera una de las mejores estrellas del futuro, desembolsó 18 millones de euros a Boca Juniors. Todas las miradas se posaron sobre un joven al que se le exigía rendimiento inmediato y que emulase, como mínimo, a Pablo Aimar. Cuando todavía no se había asentado en la ciudad, se filtró un vídeo de un año antes. Éver Banega aparecía delante de una webcam masturbándose. Meses antes de su llegada a Mestalla, formó parte del combinado argentino juvenil que logró el campeonato mundial y que destrozó la planta de un hotel.
La temporada 2007/2008, en la que aterrizó Banega, fue muy convulsa. Aunque se logró la Copa del Rey, la relación entre Koeman y el vestuario estaba enturbiada y, en ese clima, era difícil que un futbolista como el argentino se lograra adaptar. Fue fichado en el mercado invernal con un contrato de cinco años, pero no pudo hacerse con un puesto de titular. Dos meses después de su fichaje, Éver dio positivo en un control de alcoholemia mientras conducía su coche. Una tasa de 0,44; casi el doble de lo permitido.
Unai Emery, una relación de amor y de odio
Éver Banega tuvo que salir cedido al Atlético de Madrid y, allí, tampoco contó con el protagonismo que se esperaba. Las malas lenguas dijeron que se convirtió en un asiduo de la noche madrileña, pero, con su retorno al Valencia CF, Emery le dio la oportunidad que estaba buscando. Jugó de titular varios partidos y Unai fue su valedor. Aun así, también tuvo roces con el técnico. Después de ser sustituido en un choque contra el Mallorca que los blanquinegros perdieron, Éver le negó el saludo y se enfrentaron.
Fue en el cumpleaños de Emery donde Banega volvió a protagonizar un escándalo. Unai quiso tener un gesto de unión con la plantilla y los reunió a todos para una cena. El actual jugador del Sevilla FC decidió continuar la fiesta hasta bien entrada la madrugada, no durmió en su casa y el club se enteró de sus actividades nocturnas.
Merengues y hamburguesas: sus dos perdiciones
Pese a todo, Banega cuajó un buen año y él mismo jugó con la posibilidad de abandonar el Valencia CF. El Inter, sobre todo, parecía pujar fuerte por él. Avanzó el mercado y el futuro de Éver seguiría estando en Mestalla, pero su familia le jugó una mala pasada. Un primo subió a Facebook una fotografía con el jugador vistiendo la camiseta del Real Madrid CF. El valencianismo se indignó y recibió a su mediocampista con pitos en la presentación. Esta vez el carisma le salvó, finalizó la noche besándose el escudo mientras una parte de la grada le aplaudía.
El peso ha sido otro de los problemas de Éver Banega durante toda su etapa en el club de Mestalla. Es cierto que, debido a su fisionomía, muchas veces se le ha acusado de falta de forma física cuando sí que estaba a tope para competir. Desarrolló una peligrosa afición a la comida basura y, concretamente, a las hamburguesas, que el club quiso solucionar. En primer lugar le obligaron a comer tres días a la semana en Paterna, pero, ante la insistencia en sus placeres alimenticios, el Valencia CF acabó llevándole la comida a casa.
Su tendón de aquiles: los coches.
En 2002, a las puertas de un Mundial. Santi Cañizares se perdió Corea y Japón por intentar parar un bote de colonia con el pie. Éver Banega logró el más difícil todavía. Repostaba gasolina con un pequeño fallo, se le olvidó poner el freno de mano. Su vehículo de alta gama comenzó a rodar sin piloto y el argentino tuvo una fatídica idea: intentó parar el coche con el pie. Resultado: fractura de tibia y peroné, siete meses de baja.
Tiempo después, Banega volvió a ser protagonista al volante. Aficionado a los coches, se compró un Ferrari y, menos de 24 horas después de sacarlo del concesionario, se montó en él para ir a entrenar a Paterna. El humo comenzó a salir del motor y Éver salió corriendo del vehículo para pedir ayuda. Emergencias no pudo hacer nada y el Ferrari acabó calcinado.
Valverde y sus mejores meses de blanquinegro
Unai Emery fue su valedor tanto en el Valencia CF como en el Sevilla FC, equipo en el que reclamó su fichaje pese a haber tenido desencuentros en el pasado. Sin embargo, fue Ernesto Valverde el que logró que rindiera a su máximo nivel. Lo colocó en la mediapunta con plenas libertades protegido por David Albelda y Dani Parejo. Lideró al equipo durante medio año; repartió asistencias y protagonizó auténticos golazos.
Los inicios no fueron fáciles y a Valverde le tocó tirar de mano izquierda. Días antes de que los blanquinegros recibieran al FC Barcelona, Banega apareció borracho en un entrenamiento. Fue multado y se especuló con que iba a quedar fuera de la convocatoria. El técnico le dio la titularidad y el futbolista, aunque comenzó el partido con pitos, dio una exhibición, marcó y se señaló el escudo.