Parecía imposible después del arreón final del Eibar, que buscó el gol ante el Valencia hasta la saciedad, pero el conjunto de Javi Gracia consiguió dejar su portería a cero por segunda ocasión esta temporada, en gran parte, gracias a Jaume, y la fortuna de los postes. Ante el Eibar, el Valencia formó con Paulista y Mangala en el eje de la zaga. La lesión que sufrió Guillamón el último encuentro le abrió las puertas de la titularidad a Eliaquim Mangala, que no tenía minutos desde la primera jornada ante el Levante UD cuando cayó lesionado.
A medida que pasaban los minutos de juego, el Eibar se acercaba peligrosamente al área valencianista cargando el juego por su flanco izquierdo con un Bryan Gil en estado de gracia.
La versión defensiva que mostró el Valencia fue correcta aun un conjunto armero que, sin realizar un gran partido, propuso bastante más que el Valencia.
Al inicio de la segunda mitad, las acometidas ofensivas del Eibar se intensificaron y el Valencia trataba de aguantar el tipo manteniendo a raya a los armeros. El Valencia esperaba atrás y reduciendo el espacio entre líneas para restar opciones al Eibar. Con el balón en los pies, el Valencia no arriesgaba en absoluto. Cualquier situación de posible duda se saldaba con una balonazo en largo, a veces sin criterio alguno más que quitarse la posesión de encima.
Los armeros tampoco tenían su día y el Valencia se aprovechaba de eso para no sufrir en exceso.
En el 67', Jaume se tuvo que emplear a fondo para cerrar su palo tras una internada de Edu Expósito. El meta valencianista repelió el disparo del centrocampista que había sido asistido por un gran pase de Bryan Gil.
En el 85', Jaume tuvo que palmear un balón aéreo para que este no acabase en gol. El cuero golpeó en el poste para el lamento de los jugadores vascos.
Dos minutos después, Jaume volvió a salvar a su equipo con una intervención con los pies antes de que Sergi Enrich rematase a la cruceta.
En Ipurua, los valencianistas consiguieron dejar su portería a cero por segunda ocasión en la temporada. La primera y hasta hora única vez que había ocurrido con anterioridad fue precisamente también en tierras guipuzkoanas, ante la Real Sociedad en el Reale Arena el día que el Valencia se impuso gracias a un solitario tanto de Maxi Gómez.