El Valencia CF sucumbió ante el FC Barcelona en un partido en el que si bien el resultado no fue el que se buscaba, las sensaciones generales en lo que se refiere a ciertos aspectos del juego sí que superaron la expectativa. Javi Gracia dibujó sobre el tapete de Mestalla lo que ya venía siendo un secreto a voces durante la semana: defensa de cinco. Más en concreto, una especie de 1-5-3-2 que, como ya avisó su segundo antes del encuentro, tenía como principal objetivo frenar el juego interior de los culés. La línea de tres centrales y la de tres centrocampistas debían ser la muralla que pusiera fin a las combinaciones continuas de Messi y compañía: ese 'tocar y romper' tan característico en el Barça de Koeman. Y en esa probatura llegó la gran noticia para el Valencia CF. Se evidenció que el equipo también puede jugar con con una medular formada por tres hombres.
Ahora bien, lo que también es evidente es que repetir el esquema contra rivales que pelean por la zona baja y por ende atacan menos no debe ser una opción. Sin embargo, que el 1-5-3-2 evolucione al 1-4-3-3 o 1-4-3-1-2, visto el rendimiento del centro del campo ante el Barça, no es nada descabellado.
Soler actuó como interior derecho. Dio la asistencia a Paulista y fue el autor del segundo gol. Wass ocupó zonas más interiores y dejó algún que otro corte de mérito. Racic, el más recatado de los tres, se movió por el costado zurdo, pero la tarjeta temprana le lastró.
Por el serbio entró Oliva, que fue otra de las sensaciones del encuentro. Se colocó como pivote en una especie de 1-4-3-1-2 y dio la asistencia a Soler en el gol del canterano. El uruguayo, por cierto, ya suma dos pases de gol en los 'cuatro ratos' que ha jugado.
Aunque en la primera mitad el Valencia CF pudo aguantar los ataques culés, ya se vieron algunos desajustes defensivos de los tres centrales que terminaron de evidenciarse en la segunda mitad. En muchas ocasiones, salían a morder cuando no tocaba y dejaban la espalda desprotegida. En el 6', por ejemplo, Pedri tuvo la primera gran ocasión del partido en una acción en la que Lato pierde el sitio.
Los precedentes del Valencia CF de Gracia y la defensa de tres no hacían llamar al optimismo. En los primeros 45 minutos, convenció. Después, ya no. Lo que sí que gustó más fue esa medular formada por tres hombres al más puro estilo del Celta del 'Chacho' Coudet. Si Gracia quiere seguir probando esquemas, el 1-4-3-3 o el 1-4-3-1-2 pueden empezar a ser una opción más que viable para lo que resta de LaLiga.
Javi Gracia, al menos por lo visto aquí, es un entrenador muy limitado y cerrado. Cuando el Barça se puso 1-3, volvió a tardar horrores en reaccionar y mover el banquillo, yo me desesperaba viendo el partido. La mayor parte de la prensa nacional coincidía ayer en señalar que a pesar de los pesares, la plantilla del Valencia da para mucho más que para pelear por el descenso, y que perdonó demasiado al Barça. También señalaban la fragilidad del equipo, de como pasaron en apenas 8-10 minutos de ir ganando 1-0 al 1-3. Los jugadores se esfuerzan, pero tienen un limitado o poco implicado guía, y eso hace que las cosas a poco que ocurra se tuerzan. A todo esto hay que añadir la apatía, pasotismo, conformismo y poca exigencia venida desde la propiedad. Con un entrenador correcto( ¿alguien se explica porque no juega nunca Oliva? ), un poco de tranquilidad en el aspecto social, y ésta plantilla trabajando con tranquilidad, creyendo en lo que hacen, estariamos seguro entre los 6 o 7 primeros.