Carlos Soler llora la pérdida de su yayo Rafael, el hombre gracias al cual comenzó a dar sus primeras patadas como futbolista.
Carlos Soler, capitán del Valencia CF y toda su familia atraviesan unos momentos durísimos. El joven centrocampista llora la pérdida de su abuelo, su yayo, el hombre al que el Valencia y el fútbol en general debe agradecerle que Carlos sea hoy el futbolista internacional que es. El jugador ha comunicado el fallecimiento de su abuelo con una nota en redes sociales "Tan generoso, amable y bondadoso con todo el mundo. Hoy puedo decir que soy la persona que soy gracias a todo lo que me has dado y me has enseñado durante estos años. Estoy tremendamente orgulloso de ti, al igual que sé que tú lo has estado y estarás siempre de mí. Te queremos con toda nuestra alma. Vamos a extrañarte mucho, yayo", escribía el centrocampista en su instagram oficial para despedir a su abuelo, que tantas veces lo acompañó a entrenar. .
Desde ElDesmarque nos sumamos a las muestras de dolor y pésame por la pérdida.
Carlos Soler ha recordado en innumerable ocasiones el papel de su Yayo Rafael en su carrera futbolística. En el vídeo de más abajo, El futbolista recuerda cuando bajaba cada tarde con su abuela Amalia al pequeño jardín de Benicalap, donde repartía su atención entre el bocadillo de chocolate y los balonazos a la pared, lo último que pasaba por su cabeza es que algún día sería futbolista profesional y llegaría a jugar en el Valencia CF y en la selección española De hecho, su abuelo Rafael tuvo que convencerle con un jugoso regalo para (una gameboy) que se enrolara en su primer equipo, el Bonrepós. A partir de ahí su tenacidad y su capacidad convirtieron a Carlos en el entrañable y querido jugador que hoy es, ídolo de la selección y, sin duda, orgullo de su abuelo, de toda su familia y, por supuesto de la hinchada valencianista.
Hasta allí se desplazaban nieto y abuelo, junto al hermano mayor Álex, en una vieja furgoneta con los chistes de Arévalo como inseparable banda sonora. Pronto llegó la llamada del equipo de su vida, al que no dudó en marcarle tres goles la primera vez que lo tuvo enfrente. Eran los tiempos del 'Doblete', que Carlos vivió orgulloso con su flamante chándal de entrenamiento y sus fotos con Mista, Baraja...
Lo vivió en familia, como ha vivido todo desde que comenzó a dar patadas al balón. Entorno al arroz al horno de los jueves, rodeado de abuelos, padres y hermano, los éxitos se digieren mucho mejor