Ya se conocen algunos detalles trascendentales del proyecto que el Valencia CF presentado para el Nou Mestalla . Cuando está a punto de entregar por registro de entrada el proyecto del NUevo Estadio para que toda la documentación para que sea aprobada, el club ya trabaja con las instituciones y empresas en las siguientes fases: burocracia, licencias, fechas y contratos para empezar a construir. La idea más optimista es que las máquinas entrene en octubre de 2022 en el recinto dónde el esqueleto de hormigón lleva parado trece años. El Valencia pidió las licencias este jueves pasado y esta semana se reunirá con el Ayuntamiento -con la concejala Lucía Beamud el día 3- para agilizar el trámite mientras espera la última documentación para presentarlo por registro de entrada a las Consellerias de Economía y Urbanismo.
Hasta que llegue ese momento, ElDesmarque Valencia ha tenido acceso a algunos detalles que configuran el proyecto que finalmente verá la luz si es que la Generalitat, primero, y los arquitectos municipales, después, dan luz verde sobre el documento que se presentará con las modificaciones previstas. Básicamente es muy similar al modelo de estadio presentado en 2017 pero con algunos reajustes y variaciones para adecuarlo a los nuevos tiempos -han pasado cinco años- y sobre todo a las necesidades actuales de la entidad. Finalmente sí lleva la firma de Fenwick e Iribarren. La aparición en escena del dinero del Fondo CVC ha desbloqueado el proyecto y hay una oportunidad histórica de llevarlo a cabo.
Ese proyecto que vio en primera persona el alcalde y el presidente de la Generalitat es el de un estadio sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Además la idea de nuevo diseño, consta de una cubierta que puede albergar poner paneles solares para hacer más barato y sostenible el recinto.
La idea es que el estadio tenga todas las gradas cubiertas pero ahorrarse el precio de la misma. La intención es que la cubierta esté formada íntegramente por paneles solares. Por eso se busca un partner tecnológico a cambio de su explotación durante 40 ó 50 años. Además, la energía se podría vender a los vecinos de alrededor del estadio (hasta 1.5 kilómetros). Sería como una especie de granja en medio de la ciudad, que permitiría el autoabastecimiento del estadio y todo lo que se construya en él, así como dotar de energía al barrio.
No es una idea nueva tampoco. No en vano, en tiempos de Jinko Solar como main sponsor del club ya se estudió esta posibilidad (aunque ahora no está en la terna). Hay que pensar que una cubierta vale alrededor de 40-50 millones de euros. De esta forma, los 115 millones de euros de presupuesto se irían destinados de forma íntegra al estadio y no se gastaría en la cubierta.
E incluso se plantea el club ceder los derechos del nombre del estadio a la empresa que se lo quede la cubierta. Es hacer una granja solar en medio de la ciudad, sin duda un proyecto puntero y sostenible que encantó a las instituciones.
El club incluso se plantearía ceder los derechos del nombre del estadio a la empresa que se quede la construcción de la cubierta solar. Es hacer una granja solar en medio de la ciudad.
Son 30.000 m2 de techo de paneles solares El estadio consumirá esa energía y la ley permite la venta de energía a muchos kilómetros a la redonda. Hay que recordad que Valencia tiene más de 340 días de Sol al año.
Si no se encontrara una empresa que lo haga, hay un plan B, que sería hacer una cubierta más modesta.
El plan es el que ya sabe la Generalitat y el Ayuntamiento pasa por destinar 84 millones del fondo de la liga CVC. Y es que, a los 80 millones anunciados, se le añadirán cuatro millones más que en el epígrafe aparecen como inversión en infraestructuras digitales y similar pues el estadio necesita conexiones 5G, WI-FI y otra serie de instalaciones digitales que elevarán hasta 84 millones la cantidad avalada que el club le va a presentar a Ximo Puig. El Valencia espera que, como tarde, puedan verse la semana que viene, y en todo caso antes de final de año, pero lo apretado de las fiestas navideñas juega en contra de las prisas de unos y otros.
El estudio que manejan es que faltan al menos unos 108.2 millones de euros para acabarlo completamente. Por lo tanto, a los 84 iniciales y que serán los que se avalen, tendrá que aporta unos 35 millones más buscando partners tecnológicos incluyendo el naming (nombre) del estadio, venta de palcos y demás, además tendrán que invertir los entre 15 y 20 millones de euros del razona terciaria anexa al estadio. En concreto, 40.000 metros cuadrados que el club cederá al mejor postor. En ese sentido, en la modificación anterior del PGOU ya se contemplaba la posibilidad de construir un hotel y edificios de oficinas en la parcela del campo. El club quiere vender esa zona para poder financiar la obra. El coste total de la inversión ahora será de alrededor de 115 millones de euros impuestos ahora. (Se calcula que el total de la zona terciara se obtendrá alrededor de 15-20 millones de euros). Al margen de eso, el club venderá sus otras propiedades (edificio de las oficinas por ejemplo).
Previamente el club tiene invertidos ya 170 millones de euros en la obra. La clave es que ahora no necesita vender la parcela de Mestalla para financiarlo
El club tiene invertidos ya 170 millones de euros en la obra. La clave es que ahora no necesita vender la parcela de Mestalla para financiarlo
Esto se completará con sponsors y buscar empresas que colaboren en la construcción y finalización de los detalles del campo a cambio de patrocinar el club. Sirva como ejemplo, una empresa de gestión técnica de electricidad que acabe la cubierta a cambio de patrocinar al Valencia. Se calcula un coste añadido de 40 o 50 millones de la cubierta, con lo que el COSTE o INVERSIÓN TOTAL sería de unos 320 millones de euros.
Hay que tener en cuenta que el precio se ha reducido en cosas como no hay parking, ni cuatro vestuarios, ni se termina la última parte del tercer anillo. Eso reduce los costos totales. Habrá que averiguar el precio final de construcción (los materiales han subido) y eso se tendrá que perfilar con la UTE (Unión Temporal de Empresas) que forman Fomentos y Bertolín, que son los que empezaron las obras y con los que se sigue trabajando.
Para financiar el estadio, el Valencia tiene en la parcela de Cortes Valencianas y la idea es construir dos torres de uso terciario de más de 40.000 metros cuadrados donde albergar un hotel, oficinas o usos comercial. Ya hay empresas interesadas. Lo que se construirá definitivamente dependerá de la empresa que se lo quede. Venderán los derechos de edificabilidad de esa zona. (Se calcula que el total de la zona terciara se obtendrá alrededor de 15-20 millones de euros). Al margen de eso, el club venderá sus otras propiedades (edificio de las oficinas por ejemplo y todo irá destinado a complementar esos 108 millones iniciales).
El impacto del estadio solo en gasto en construcción serán unos 200 millones de inversión en obra, al margen de otros 200 estimados de construcción en el futuro solar que quede donde se ubica el actual estadio de Mestalla.
La construcción del campo redundará también en un impacto en el club, dinamizará la zona del barrio, creará nuevos puestos de trabajo.
El movimiento económico con bares, construcción y demás, generarán un impacto en impuestos que redundarán en la ciudad.
El calendario que ha presentado el Valencia es comenzar en junio de 2022 las obras del polideportivo anexo y en octubre de 2022 el inicio de las obras del campo. La idea es tenerlo terminado en agosto de 2024 para poder empezar esa temporada allí.
Eso sí, para cumplir con el calendario, el Valencia CF cuenta que se mantengan las condiciones de la ATE e incluso prorrogarla hasta 2030 y no perder así edificabilidad y valor en la parcela dónde hoy se ubica el estadio de Mestalla. Al margen, debe tener las licencias de construcción aprobadas y la seguridad jurídica necesaria para que los inversores puedan interesarse por comprar el solar del actual Mestalla.
El escenario más optimista es empezar la temporada 2024-25, aunque podría retrasarse un año.
La idea es, además, que la reparcelación de Mestalla se apruebe en junio 2023, que habrá que adaptarla al que se quede esa parcela. Con ella se podrá vender el nuevo campo y poder así reducir deuda. Esto daría certidumbre jurídica y económica a los posibles inversores.