La final de la Copa del Rey que enfrenta el sábado al Real Betis con el Valencia CF confronta a dos técnicos con estilos muy marcados y diferentes, con el chileno Manuel Pellegrini, que gusta de un juego basado en la posesión del balón, y el alicantino José Bordalás, que tiene en la intensidad y el compromiso el sello fundamental de sus equipos.
En la presente temporada, Pellegrini ha logrado casi desde el principio ver reflejado su estilo en el juego de sus hombres y así el equipo sevillano ha protagonizado una brillante trayectoria tanto en Liga como en la Copa, mientras que en la Liga Europa llegó hasta los octavos de final, ronda en la que cayó ante el Eintracht Fráncfort.
A lo largo del curso, el conjunto bético se ha mostrado como uno de los más efectivos ante la portería rival de la Liga española, solo superado en esta faceta por Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid.
Por contra a Bordalás le ha costado más imprimir su marca futbolística al Valencia, hasta el punto de que a su llegada insistió en que para conseguir cualquier meta fijada la clave fundamental era blindar la portería, un objetivo que le costó implantar como refleja el hecho de que hasta bien entrada la competición liguera ha sido uno de los equipos más goleados.
Esta sangría defensiva ha sido rebajada notablemente en los últimos partidos con varias porterías a cero al conceder muchas menos oportunidades de gol a sus rivales que en los dos primeros tercios de una temporada en la que los valencianistas no han disputado competición europea.
El chileno es un técnico fiel al 4-2-3-1, una táctica a la que difícilmente renuncia, aunque en algunos momentos de los partidos puede pasar a un 4-4-2 para presionar la salida de balón del contrario.
Pellegrini suele disponer de dos mediocentros de contención que liberan en defensa a Canales, cerebro de un Betis que cuenta con dos laterales con largo recorrido y con vocación ofensiva.
Mientras Canales es el encargado de hacer jugar al equipo desde el centro del campo, Fekir es su jugador más creativo en los últimos metros y cuenta con la colaboración de Juanmi y Borja Iglesias, los más resolutivos ante la portería contraria.
Si el Betis es un equipo mucho más centrado en atacar que en defender, en el estadio de La Cartuja se encontrará con un Valencia más efectivo en la contención de rival y al que le cuesta más acercarse a la portería contraria.
Así, José Bordalás ha ido mutando su ideario futbolístico con el paso de los años, los equipos y las categorías en las que ha entrenado. El técnico súper ofensivo de sus inicios, admirador convencido de Johann Cruyff, evolucionó a esquemas más equilibrados y tradicionales en los últimos años, una vez consolidado en la élite.
Aunque más allá de una táctica fija, casi siempre el 4-4-2, el alicantino ha dado prioridad a las características de sus jugadores y, sobre todo, a una palabra que marca su ideario futbolístico: rendimiento y para ello ha afrontado varios de sus últimos encuentros con defensa de tres centrales..
El entrenador del Valencia presume de haber sacado la mejor versión posible de la mayoría de los futbolistas a los que ha entrenado, a los que ha logrado inculcar parte de su agresividad, espíritu competitivo y hambre de gloria.
Algunas lesiones sufridas en la primera mitad de la temporada tampoco contribuyeron a que el equipo asimilara su concepto futbolístico, si bien defensas como Gabriel Paulista y José Gayà, centrocampistas como Carlos Soler y Hugo Guillamon y el atacante portugués Gonçalo Guedes han tenido un notable protagonismo en el juego valencianista, así como el joven guardameta georgiano Mamardhasvili en el último tramo de competición.