El efecto Baraja no sorprende en casa del espejo en el que mirarse, la casa de Simeone y del Atlético de Madrid. Este sábado el Valencia mereció menos que en otras ocasiones y el Atlético de Madrid ganó el encuentro (3-0). Era una noche para achicar agua y los visitantes lo intentaron con todos los recursos del libreto de su técnico: doble lateral, sobrepoblación en la medular y más atacantes para la reacción. La conclusión es que no era un choque de 'su liga' y no le dio para poner en apuros a los madrileños si bien líderes como Lino o Almeida salieron con el partido decidido.
En sintonía con lo que pide Baraja desde su llegada, lo primero era cerrar la portería al estilo Simeone y el castillo de naipes cayó al ecuador de la primera mitad. Entonces, el partido pedía que el Valencia se estirara algo más. Sin contener las peligrosas llegadas del rival, por tramos tuvo el balón sin dominar: porque para eso el Nico-Guillamón estaba y también porque al Atlético no le resulta incómodo esperar en bloque bajo.
A la vuelta del descanso, el 'Pipo' mandó su línea defensiva algo más arriba. Ese plan le salió mal a los tres minutos de juego. Primero Llorente y después Carrasco, más fino en la definición, hicieron saltar por los aires la idea reforzada de Baraja. Quiso jugar en el campo rival y el Atleti vio los resquicios por todas partes. Así se llegó al 3-0 definitivo.
Y es que cuando el segundo puso las cosas muy complicadas, el doble lateral Thierry-Foulquier se deshizo para dar su lugar a los futbolistas de ataque. Era el minuto 63 cuando Lino hacía acto de presencia. Morata y Lemar, los cambios de Simeone, firmarían la sentencia al minuto de salir.
No es novedoso pero, al margen del tanto anulado, el Valencia no finalizó entre los tres palos hasta el minuto 89 con un chut lejano de Cömert. Antes Lino había mandado un remate a la madera y pudo acortar la ventaja, pero cuando el Valencia lo intentaba más por orgullo que por convicción.
El mejor Valencia, si se puede decir así, con André Almeida llevando la manija. Quizás Baraja vio que no era un partido para el '18', que podría sufrir sin balón y que Nico y Guillamón podrían liderar al Valencia. En todo caso el portugués salió al césped en el minuto 70 junto a Cavani: era tarde para una reacción.
No es tampoco ningún secreto que el técnico che llegó tarde con los cambios y que los de Simeone tuvieron impacto directo para resolver el partido.