El Valencia CF se jugaba la vida en Mestalla y Baraja, como hace 22 años cuando con dos goles le dio la primera Liga del siglo XXI, quería ofrecerle una noche mágica a su hinchada valencianista que, una vez más, demostró ser lo mejor del club con 42.000 almas un día entre semana y pronto. Sin embargo, el plan no le salió como esperaba. Diakhaby se lo desbarató a las primeras de cambio regalando un gol al Valladolid. Baraja tuvo que cambiar primero y el propio Diakhaby empataría en un regalo de Masip. Faltaba un giro de tuerca más que el vallisoletano se la dio apostando por un medio, joven, de la casa, de nombre Javi Guerra que, como pasó en Elche, todo lo hizo bien y le dio sentido al plan de Baraja en el 93 con un golazo.
Como se pudo comprobar en directo, Baraja no dudó y apostó por repetir esquema y once titular ante el Valladolid después del éxito contra el Elche. Pero a las primeras de cambio todo fue por el aire. Un error imperdonable de Diakhaby cuando era el último al dejar escapar un balón dejó solo a Larin que batió a placer a Mamardashvili. Los nervios a flor de piel volvían a dejar de nuevo a los de Mestalla en desventaja, a merced de su rival, mejor plantado, y sin demasiadas alternativas para hacer daño arriba. El equipo estaba noqueado y tardó muchos minutos en desperezarse y quitarse el miedo de encima.
El partido necesitaba otro plan y Baraja se lo dio. Puso a Cenk como lateral y adelantó a Gayà para que fuera extremo y pasó a 1-4-4-2. Faltaba, además de eso, calma y calidad y los jugadores del Valencia CF no tenían ni una cosa ni otra. El peor Valencia de la temporada se iba al descanso con una sonora pitada de la afición Baraja tenía quince minutos en el descanso para enmendar la plana.
Obligado por las circunstancias, Baraja cambió el plan y sentó a Cenk para sacar a Hugo Duro y el Valencia mejoró algo. Subió la intensidad y así llegó el empate en un regalo de Masip. Diakhaby remató bien de cabeza pegado al palo pero el meta catalán la dejó pasar incomprensiblemente. 1-1 y media hora por delante.
El primero que pudo marcar fue, sin embargo el Valladolid, pero Aguado, sólo, la tiró al larguero. Mestalla bramaba porque el peso del juego lo llevaba el equipo y, con ese momentáneo empate, salía del descenso. Pero necesitaba más.
Tras el cambio de plan, el equipo empezaba a quedarse sin fuelle y Baraja tenía que hacer algo si aspiraba a remontar el duelo. El técnico vallisoletano refrescó su centro del campo con Ilaix Moriba y Diego López, sentando a Yunus Musah y Nico González, que aunque había sido el mejor, estaba fundido.
Quedaba un giro de tuerca más: André Almeida, reventado, dejó su puesto a Javi Guerra, el joven canterano que debutó en Liga hace cuatro días y que le dio sentido a todo. Dos recuperaciones, un gol, un golazo tras una gran jugada personal, con la izquierda, y que ponía Mestalla a sus pies. Con gente así Sí se puede, como cantó Mestalla al final.
Enhorabuena chaval, este gol no lo olvidarás en la vida y mas estando tu abuelo en la grada. Deseo que sea el primero de muchos y que triunfes en el fútbol. Amunt Valencia