Cuando, tras la victoria ante el Real Madrid (1-0), el Valencia parecía tener más de media permanencia en el bolsillo, los últimos resultados han hecho que el miedo por un descenso a Segunda División vuelva a apoderarse de los corazones valencianistas. En Son Moix y pese al empate in extremis ante el Espanyol, los tres goles encajados en las últimas jornadas beben de una fuente común: balones por alto y disputas en el área. Una variante de los balones parados que agrava la debilidad del conjunto che cuando no puede permitirse más errores.
El caso es que la debilidad del equipo de Baraja en los duelos en área propia es flagrante. Y es un asunto que va más allá de los centímetros. Es cierto que Paulista (1,85m) ha salido en las fotos de muchos de ellos, pero el partido de Eray Cömert (1,83m) ante el Real Madrid fue impecable por alto. En todo caso, es una faceta que ha costado puntos y puntos en la temporada del Valencia 2022/2023. Ante el Espanyol pudo costar mucho más caro si Lino no hubiera solucionado la papeleta.
Si el fútbol es un deporte de errores, eso se plasmó a la perfección en el Valencia-RCD Espanyol de la jornada 37 de Liga en Mestalla. Porque si la intervención de Pacheco facilitó el tanto de Diego López, Giorgi devolvió el regalo para el 1-2 de Braithwaite. Sin embargo, más allá de ser una cuestión puntual y de nombres concretos, es un problema crónico. Antes Montes había anticipado a Paulista para poner las tablas en el marcador.
No hay que olvidar que el Valencia comenzó la temporada defendiendo casi en medio campo y la defensa de área, algo que dominaba con Marcelino y por tramos con Bordalás, está siendo un suplicio.
Apenas instantes después del 1-0, el Espanyol probó fortuna y sumó sus torres para rematar un saque de banda en largo. Diakhaby despejó de cabeza y el balón le cayó a Oliván. El lateral sacó libre un centro al área que, en igualdad numérica, un defensa como César Montes aprovechó: ganó a su par y cabeceó en plancha. Pudo haber falta previa sobre Diego López.
En el minuto 49 de encuentro, Martín Braithwaite estuvo listo para definir un balón muerto en el blocaje fallido de Giorgi Mamardashvili. Óscar Gil había superado con mucha facilidad a Gayà para poner el centro.
Un liberado Kang In demostró su calidad en la segunda parte y tardó apenas un cuarto de hora de la segunda mitad para decantar un encuentro. Muriqi, en una sociedad ilimitada con el surcoreano, se despegó de Paulista y puso la cabeza antes que Gayà pudiera llegar al corte. Al Valencia le restó media hora, pero no estuvo del todo acertado.
Si en Cádiz un tercio de los balones encajados habían sido a balón parado, el de Seferovic en Vigo lo refrenda. 12 de los 44 goles que ha recibido el Valencia han venido desde un libre directo/saque de banda. No obstante, hay otros tantos que no se computan en este dato pero son similares. El de Joselu (Espanyol) en Cornellà, el de Lewandowski (Barcelona) en Mestalla el de Sobrino (Cádiz) en Mestalla, el de Guillamón en propia en San Sebastián, el de Muriqi en Mallorca o los dos del Espanyol en Mestalla son siete goles más que hay que sumar como mínimo en un problema que está trayendo de cabeza a los ches.