A beber una Copa también se aprende

El Valencia CF ganó con apuros y en la prórroga al Cartagena en un típico duelo copero en el que se necesitó disputarse un tiempo extra para que se dirimieran las diferencias entre uno de los equipos más en formas de Primera y el colista de Segunda. Y es que, en la Copa, la juventud está bien, pero para beber también hay que aprender y a los jóvenes de Baraja esa lección tenían que enseñársela.

De inicio, Rubén Baraja apostó por un once bastante reconocible a pesar de las rotaciones, pero marcado como siempre por la juventud y la bisoñez propia de la plantilla. Era un día fresco, raro, de invierno y en el que el joven ejército de Baraja iba a aprender una lección que le costará aprender. Enfrente el Cartagena, plagado de 'veteranos de mil guerras' no se jugaba nada y, encima, en el minuto 4 se encontró con un gran gol de Ortuño tras un monumental despiste de Mosquera. La batalla copera y campal se preveía larga y tediosa.

Y es que, los jóvenes de la Quinta del Pipo han conseguido salvar a un histórico como el Valencia del descenso el año pasado, pero esta guerra de guerrillas, de trincheras, es nueva para ellos y lo notaron. Tanto es así que, el Cartagena, se dedicó a aprovechar la ausencia del VAR para cargar, sin hacer falta, pero siempre con el aliento en el cogote y marcar el terreno. Raro era una jugada que no acabaran Guerra, Pepelu, Vázquez, Fran, Diego López o Albero Marí con un golpe o en el sueño. Alarcón, Alcalá, Musto y compañía sabían bien lo que tenían que hacer.

Eso sí. en el 46, en un exceso de celo de Figueroa Vázquez, se acabaron los golpes. Calero fue expulsado por una dura entrada sobre Fran Pérez (que era sólo de amarilla) y dejó a los suyos con uno menos en el 46.

Se alarga la guerra en el Valencia CF

Ahí empezó otra batalla. Baraja desde el banquillo llamó a filas a los veteranos, sacó a Canós, Hugo Duro, Gayà y Yaremchuk y gracias a ellos se bebió el primer trago de esta Copa empatando el partido gracias a un gran gol de Sergi Canós.

Con todo controlado, apostó por Otorbi, otro joven que no tiene edad para beber. El chaval con 16 años y 83 días se convirtió en el jugador más joven de toda la historia en debutar con la elástica valencianista. Pero ni por esas. Al término de los 90 minutos indicaba el camino de la prórroga.

La superioridad numérica había permitido a un Valencia espeso, al que la Copa se le subía a la cabeza, encerrar a su rival pero sin mordiente y sin colmillo, por lo que todo se dirimiría en el tiempo extra.

Ahí, en la segunda parte de la prórroga, Gayà,. el más veterano y laureado de los valencianistas, sabía que colgar balones al área ayudaría a pasar el trago y así fue. La colgó con la derecha al punto de penalti. Nadie la tocó y en el 106 la pelota entró mansa en la red ante el asombro de todos. El 1-2 ya no se movería y el Valencia está ya en octavos pero con una lección más en el zurrón: las Copas con moderación y sin confianzas.