En Valencia, inmerso en plena crisis económica y buscando estabilizarse, como reconocía su director deportivo, Miguel Ángel Corona hace unas horas, está de aniversario. No en vano, este martes 27 de agosto se veinte quince años desde que el Valencia CF alcanzó su cima futbolística en Mónaco al conquistar la Supercopa de Europa de 2004. Fue el momento más álgido de la historia de la entidad, casi el opuesto al actual, que es colista de Primera y que hace dos años estuvo a punto de irse a Segunda. De aquel título queda el recuerdo, la copa en el Palco VIP de Mestalla y, por supuesto, la presencia de Rubén Baraja y Vicente en el club. El primero como entrenador, el segundo embajador. Antes, como ahora, cabezas visibles a la hora de salvar el club de quien lo maltrata con su gestión.
Era viernes, el conjunto de Mestalla acababa de ganar LaLiga y la Copa de la UEFA y de despedirse de su gran técnico Rafa Benítez. El presidente Jaume Ortí y los suyos, ya dirigidos en la sombra por las acciones de Juan Soler, echaron mano de Ranieri para dirigir un equipo ganador, hecho, que con pocos refuerzos podía seguir arriba. Dio un coletazo y en Mónaco se alzó con el título de la Supercopa de Europa al ganar por 2-1 al Oporto. Fue el principio del fin de una época dorada que acabaría antes de final de ese año con el cambio de presidente (Juan Soler se cargó a Ortí) y el nombramiento de mejor club del mundo por la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística).
Nadie podía pensar aquel día en el Estadio Luis II de Mónaco que todo se iría al traste pocas semanas después.
🔙 #TalDíaComoHoy hace 2️⃣0️⃣ años nos proclamamos campeones de la Supercopa de Europa 🏆#ADNVCF 🦇 pic.twitter.com/WrMOXnnOkh
— Valencia CF (@valenciacf) August 27, 2024
El hoy entrenador del Valencia CF, Rubén Baraja, fue uno de los artífices del título. En el partido el Valencia CF, aunque llegaba como campeón de la UEFA, pasó por encima del Porto en el que Nuno Espirito Santo era el portero suplente.
El encuentro no tuvo demasiada historia. Sobrepasada la media hora de juego, el ya menncionado Rubén Baraja (nombrado el mejor del partido) convirtió en oro un centro desde la derecha de Curro Torres y con un espectacular cabezazo colocó el balón en la escuadra de Vitor Baía y situaba en ventaja al campeón de la UEFA.
Mediada la segunda parte, los valencianistas esperaron para buscar una contra para sentenciar, lo que consiguió Marco Di Vaio en el ecuador del segundo periodo al cabecear en el segundo palo un certero centro de Vicente Rodríguez, embajador del club en la actualidad. Es junto a Angulo y el ya mencionado Baraja los únicos supervivientes en el club de aquella época.
Con el 2-0, el equipo español jugó a placer. David Navarro pudo ampliar la cuenta con un remate al larguero, pero fue el ex barcelonista Ricardo Quaresma, nada más salir al campo, el que volvió a dar emoción al encuentro al recortar diferencias con un espectacular disparo desde 25 metros que batió a Cañizares.
Aquel día por el Valencia CF jugaron: Cañizares; Curro Torres, Marchena, David Navarro, Carboni; Baraja, Albelda, Rufete, Vicente; Corradi y Di Vaio. Mista y Aimar saldrían de refresco.
Enfrente estaban futbolistas como Ricardo Costa o Helder Postiga, que luego acabaría en el Valencia CF,
Por desgracia, unos meses de convulsión interna, el acceso de Juan Soler a la presidencia y las malas decisiones deportivas dieron al traste con aquel proyecto. Eliminados de la Champions en la fase de grupos, en la UEFA en la primera eliminatoria y en LaLiga acabó séptimo. A partir de ahí, el club siguió en una deriva, sobre todo económica, que finalmente dio con su venta una década después a Peter Lim y, de aquellos barros, estos lodos en los que aún siguen Baraja, Vicente y Angulo desde el filial sacando la cabeza para guiar al club de su vida.