Esta es nuestra Liga
La del jueves, la de partidos en Europa contra rivales de primer nivel, la de encuentros de máxima exigencia. Terminar un partido exhaustos, hacer las correspondientes declaraciones post partido y empezar a hablar del próximo rival, al que habrá que hacer frente apenas tres días después. Esta es nuestra liga y en la que queremos perpetuarnos, la que queremos que sea nuestro hábitat natural.
Todos quedamos satisfechos con la imagen que dio el equipo en Holanda, de cómo compitió, de cómo un grupo de chavales de Zubieta se partió la cara, alguno literalmente, defendiendo un escudo y lo que desde hace tiempo ya viene siendo una forma de jugar, un proyecto deportivo basado en el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio. Un proyecto, una realidad, en la que jugadores foráneos de primer nivel mundial comparten engranaje con jugadores de la cantera que no paran de crecer y crecer. Y la realidad va mejorando por momentos y aquellas taras o defectos que veíamos antes difíciles de subsanar van quedando atrás. Se van superando barreras y las montañas no parecen tan difíciles de hacer cumbre.
Me refiero principalmente a ese plus de competitividad. Hemos ganado un título, contra el eterno rival y en una final histórica, estuvimos muy muy cerca, a los metros que distan el punto de penalti con la línea de gol, de jugar una final de Supercopa y enlazamos clasificaciones europeas en temporadas muy meritorias con los puestos Champions en el punto de mira. Somos ya un fijo en las quinielas para entrar en Europa cada año y nadie duda que así será en los próximos años.
El cómo no se descompuso el equipo tras el gol del PSV, el cómo se volteó el gol en contra, el hecho de que golearan dos de sus estrellas con más proyección mediática internacional, la garra con la que se defendió el resultado a pesar de los imprevistos en formas de lesiones, todo eso es el fruto y la consecuencia del trabajo realizado y la experiencia recabada estos últimos años. Hasta el aficionado de a pie ha madurado, reconoce de lejos el nivel y la exigencia, y valora más si cabe el salto cualitativo en el que estamos. Y digo en el que estamos porque entiendo el momento actual del club como una serie de fotogramas en movimiento cerca de alcanzar ese nivel en que caer con los pies juntos, como las grandes gimnastas al final de su ejercicio sobre el tartán. Un escalón al que llegar y en el que quedarse.
Mañana contra el Sevilla FC otra día en la oficina, otro partido de nuestra liga y con Anoeta hambrienta de tardes de gloria y orgullo. Es nuestra Real de siempre, pero está casi como nunca.