María Ribera García tiene 30 años. Es licenciada en Ciencias de la Actividad física y el Deporte. Y una de las catorce integrantes de la selección española femenina de rugby a siete que, del 6 al 8 de agosto, competirá en los Juegos de Río.
Lucía Santiago
Dentro de unos años será recordada como una de las pioneras. Como una de las primeras mujeres que saltaron al ruedo olímpico para disputar un partido de rugby a siete.
Lo hará después de haber dejado atrás "penurias", de haber subsistido con poco más de 400 euros al mes y de haberse movido en bicicleta por las calles de Richmond (Inglaterra) con la ilusión de conducir a España a los Juegos de Río de Janeiro.
"La recompensa merece la pena. Tengo ya treinta años. Era esta vez o ninguna", aseguró la pacense en una entrevista a EFE.
- Pregunta (P): ¿Qué emociones se esconden detrás de ese momento en el que se probó el traje que llevará en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos?
- Respuesta (R): Cuando perteneces a un deporte humilde, minoritario, te ilusionas con cualquier cosa, como con que te llegue una caja de ropa. Fue como si vinieran los Reyes Magos. Me hizo recordar los años que llevo trabajando por esto.
Muchas de nosotras rondamos los treinta, así que era esta vez o ninguna, después de años pasando muchas penurias. Algunas jugadoras del equipo nos hemos ido al extranjero para tratar de compatibilizar la vida profesional y deportiva. Yo estuve en Inglaterra, trabajando en un hotel y me movía en bicicleta porque no tenía dinero.
Hemos pasado muchas cosas en esa etapa en la que no teníamos las becas ADO, cuando el esfuerzo no tenía recompensa económica. Vivíamos con lo mínimo y con las ayudas de nuestros familiares.
- P: ¿Cómo les explicaba que debía hacer ese sacrificio?
- R: Ellos siempre me han apoyado muchísimo. Yo practiqué durante once años piragüismo y toda mi familia es deportista. Saben que no tenemos la culpa de que las condiciones hayan sido las que han sido.
Estos tres últimos años ha cambiado la cosa, pero los anteriores vivía con 400 euros al mes y las dietas de la federación. No tuve los extras o las vacaciones de otras personas y renuncié, como todos los deportistas, a la vida social. Pero siempre digo que el camino ha sido increíble y la recompensa no la cambio por nada. Me levanto todos los días feliz sabiendo que voy a participar en unos Juegos.
- P: ¿Con el paso del tiempo se hablará de ustedes, las Leonas, como las pioneras del rugby femenino en España?
- R: Creo que sí. Además, tendremos la suerte de disputar el primer partido de la historia del rugby a siete en unos Juegos Olímpicos. Será contra Francia. Esas pequeñas cosas son un orgullo.
- P: ¿Qué significa el rugby para usted?
- R: Es como una pequeña droga, siempre tienes ganas de más. Muchas hemos pensando en dejarlo porque el camino era complicado. Te planteas si merece la pena pero, por otra parte, piensas: ¿Cómo te vas a rendir ahora? Esa verbo el deportista lo tiene olvidado. Si ninguna lo hemos dejado es porque merece la pena.
- P: ¿Habría continuado entrenando si en el horizonte no existiera el sueño olímpico de Río 2016?
- R: Si el rugby no llega a ser olímpico, este deporte lo practicaría la gente universitaria. En ese sentido, los Juegos Olímpicos han sido un impulso para seguir luchando y esperamos que pasen muchas cosas. Éste ha sido un paso gigante para las generaciones futuras que vienen, para que se ilusionen y crean porque, sí, es posible.
- P: ¿Qué cambiará a partir de Río?
- R: Espero que se nos reconozca, que se sepa quiénes somos. La mayoría, con 30 años, tenemos un solo año cotizado. Después de una vida dedicada al deporte no tenemos nada.
- P: ¿Cuánto ha sufrido el equipo antes del éxtasis de la clasificación en el Preolímpico de Dublín?
- R: Hemos pasado mucho. Hemos tenido muchos momentos regulares y duros. Hubo algún hándicap en forma de lesiones, como las de Bárbara Pla o de Teresa Bueso, y hemos cambiado mucho de seleccionador en todo este proceso. No creo que haya mejores y peores seleccionadores, pero la gente necesita un proceso de adaptación.
Es un problema cambiar cada año de seleccionador y tuvimos una etapa complicada. Éramos una incertidumbre, capaces una semana de lo peor y a la siguiente de lo mejor, pero conseguimos salir de esa situación y ganar la final del Preolímpico ante Rusia, la favorita.
Recuerdo que antes de ese partido volvimos a pasar el Power Point de hacía tres meses. Sabíamos perfectamente cómo defendían, cómo atacaban y no nos salimos del guión. Salió como habíamos planeado.
- P: ¿Cómo vivieron ese torneo?
- R: El psicólogo Pablo del Río viajó con nosotras a Dublín y construimos, con todo el grupo de trabajo, un ambiente que nos benefició. Estuvimos muy cuidadas, todo el mundo trabajaba por y para nosotras, aunque lo vivimos con un poco de ansiedad.
Los chicos se acababan de clasificar con un cuadro a priori más complicado que el nuestro. Fue clave ir partido a partido. Sabíamos que cada una iba a morir corriendo por cada compañera.
- P: ¿Fue la final perfecta?
- R: Las rusas salieron muy nerviosas. El primer ensayo fue nuestro y eso nos tranquilizó. Desde la melé, con Patricia García, les hacíamos mucho daño. La verdad es que ellas cometieron más errores que nosotras en momentos clave. Nunca vimos peligrar la final porque el equipo que de verdad estaba en el campo era España.
- P: ¿Merecían compartir la experiencia con la selección masculina?
- R: Seguimos su clasificación en la residencia de la Blume. Saltamos y lloramos de alegría con el último ensayo de Iggy Martín. Ellos han sufrido mucho, lucharon con muy pocos medios también.
Lo hemos pasado mal y ésta es una recompensa. Este es un triunfo nuestro, de los jugadores.
- P: ¿Qué se debe esperar de ustedes en los Juegos Olímpicos?
- R: El equipo tiene mucha ilusión y el grupo nos gusta. Nueva Zelanda tiene un nivel increíble; Francia es como nosotros, un equipo latino que está acostumbrado a sufrir mucho; y a Kenia también la conocemos mucho.
Esperamos estar en un nivel de contacto y de defensa bueno e iremos partido a partido con la ilusión de pasar a cuartos de final y de conseguir el diploma. Luego, todo se verá.
Igual que conseguimos ganar a Rusia una semana después de que le ganaran a Inglaterra, puede pasar de todo. Necesitamos hacer nuestro mejor rugby para conseguir la medalla.
No creo que nada sea imposible. Tenemos esa ilusión, tenemos que pensar en grande para de verdad ir a por ese objetivo. Confiamos en lo que podemos gestionar, en nuestro juego y en nuestros pensamientos positivos. En el clasificatorio teníamos una pizarra que íbamos tachando partido a partido. Sólo vamos a pensar en eso.