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Moreno Periñán, el oro en Barcelona que destapó el ciclismo en pista español

EFE

Este verano se cumplirán 24 años del día más feliz del chiclanero José Manuel Moreno Periñán en su carrera deportiva, cuando logró el oro en la prueba del kilómetro contrarreloj en pista de Barcelona'92, un éxito que descubrió para muchos en España esta especialidad del ciclismo.

Jesús Sánchez Bonilla
Era la primera medalla de España en 'sus' Juegos y, a la vez, el premio a un deportista con una trayectoria plagada de esfuerzo, de lesiones, de duros entrenamientos y de sacrificios, un oro, además logrado con una marca de 1:03.342 que supuso entonces récord olímpico.
Moreno Periñán nació en la ciudad holandesa de Amsterdam (7 de mayo de 1969) al ser hijo de emigrantes, pero se siente chiclanero por los cuatro costados. Desde los 9 años vive en esta localidad de la costa gaditana y a los 14 comenzó a practicar el ciclismo.
Además de lograr el oro olímpico en Barcelona, ha sido campeón del mundo en Stuttgart'91 y consiguió dos medallas de oro en los Juegos Mediterráneos de Atenas'91, en kilómetro y velocidad.
Fue también campeón de Europa en Vitesse'95, vencedor en el Preolímpico de 1995 antes de los Juegos de Atlanta'96, ganador de la Copa del Mundo en más de una ocasión y campeón de España en varias ediciones.
Moreno Periñán aún posee dos récords de España, vigentes dos décadas después. El de 500 metros contrarreloj, logrado en Moscú en 1991 con una marca de 26.856, y el de 200 metros, obtenido en Bogotá con un crono de 10.008. Esta plusmarca también lució en su momento como récord del mundo de la especialidad.
 
Pregunta: ¿A qué se dedica actualmente?
Respuesta: Soy embajador de los centros deportivos Go-Fit. Tenemos catorce centros entre España y Portugal y casi doscientos mil abonados. Go-Fit ha hecho una apuesta muy fuerte con deportistas olímpicos. Junto a mí, están Fermín Cacho, Jesús Carballo, Carolina Pascual. Se pretende la formación de los deportistas. Para lograr algo hay que sufrir, con tesón y constancia. Eso lo trasladas a la calle y tienes gente que va a tope todo el día.
Aparte, he empezado a entrenar de nuevo. Mi crío me picó y he retornado a la bicicleta. Si las lesiones me respetan, el año próximo voy a intentar batir el récord del mundo en Aguas Calientes (México) junto a mi compañero de selección de mi etapa deportiva, Juan Escuredo. Primero el absoluto y si no puede ser (risas), el de máster 40.
P: ¿Llegó a pensar en su etapa de formación que podría ser campeón olímpico?
R: No, qué va. Empecé con 14 años. No hablaba casi castellano como hijo de emigrante. Mi padre me dijo que me regalaba una bicicleta si aprobaba el curso. Así empecé en el ciclismo, sin ninguna meta.
P: Y además de oro, récord olímpico.
R: Los Juegos de Barcelona fueron un acicate. La primera vez estuve en Seúl'88 pero prácticamente no había salido fuera a competir. Los veinte meses anteriores a los Juegos de Barcelona, con Alexander Nietzigorostev como entrenador, ganamos todas las pruebas: Copa del Mundo, Campeonato de Europa, Juegos Mediterráneos. Sabíamos que teníamos una marca muy buena pero no que había un récord olímpico en ciernes. El anterior se hizo en México'68 en altitud y batirlo fue una grata sorpresa.
P: La medalla es la parte bonita, pero detrás hay mucho sacrificio y también lesiones.
R: He sufrido cinco conmociones cerebrales, tres roturas de clavícula, tengo operado el hombro derecho, se me rompieron las dos muñecas. Estoy lleno de clavos. Echo de menos competir, pero el problema es entrenar para poder competir. Las medallas son el reconocimiento al sufrimiento de tantos años, no solo mío sino de mi familia. Son muchos años de sacrificio, sin vida familiar. La más importante es la de Barcelona, es la que me lo ha dado todo.
P: ¿Se reconoce menos de lo que debiera el esfuerzo del deportista que compite en solitario?
R: No se reconoce nada. Lo bueno que tiene el deporte en solitario es que ofrece la opción de pensar mucho y ordenar ideas. Hubo un montón de promesas incumplidas tras Barcelona. Si en vez de ser español, soy americano o australiano, tras la medalla de oro estaríamos hablando de un tratamiento totalmente distinto. Tengo un contrato con Seat que se firmó entonces para ser su imagen cuando dejara de competir. Me puse en contacto con ellos y caso omiso. Cambiaron de presidente y los nuevos gestores no se hicieron cargo. Y como eso, muchas cosas. Cuando estás compitiendo, con 23 o 24 años, solo piensas en ganar y no en el futuro. Tienes que reinventarte porque muchas puertas que estaban abiertas cuando competías, después están cerradas.
P: ¿Cómo ve el deporte español actualmente?
R: Mejor de lo que esperaba. Tras la crisis, muchos compañeros pensábamos que habría deportes minoritarios que desaparecerían. Hay campeones muy válidos pero podía haber muchos más. Tener que pensar en la actividad deportiva y en cómo pagar la hipoteca, cómo comer... Es muy difícil.
P: ¿Y el ciclismo en pista para los Juegos de Brasil?
R: Hay unos cuantos corredores que tienen opciones. Son cinco o seis pruebas en las que debes tener una disciplina muy férrea para puntuar en todas. Es un poco a voleo. Puedes tener una prueba fantástica y luego no poder meterte en el esprint y no conseguir nada estando tan fuerte como el primero. Creo que el seleccionador Salvador Meliá los está llevando muy bien. Esperemos tener un par de medallitas.
P: España siempre ha sido más un país de ciclismo en carretera. ¿A qué cree que se debe?
R: El ciclismo en pista ha sido el hermano pequeño. Aquí siempre ha habido tradición de ciclismo en ruta. Antes, en los equipos no daban valor a los esprinters, cuando ganan más carreras que los escaladores. El ciclismo en pista está pasando ahora por un momento delicado. Está la Escuela de Joan Llaneras, que esperemos dé sus frutos de aquí a unos años, pero sin ayuda al deporte minoritario es difícil. El otro día, Llaneras me envió un recorte que decía que en el Reino Unido tienen un presupuesto de 245 millones para un ciclo de cuatro años y en España es de 6. Eso, en los Juegos Olímpicos se nota. Ellos llegarán a 80 medallas y nosotros nos quedaremos en cinco o seis.
P: Hasta Barcelona'92, el número máximo de medallas de España era de seis, en Moscú'80. En Barcelona se llegó a 22, cifra que luego nunca se ha podido rebasar.
R: Para los Juegos Olímpicos de Barcelona se implicaron muchas empresas a nivel nacional. El Plan ADO funcionaba muy bien. Ahora no es así. Un chaval que acabe entre los ocho primeros tiene una beca B, que son 12.000 euros. Con eso, me dirás qué puede hacer.
P: Estamos en el velódromo que lleva su nombre, José Manuel Moreno Periñán, viendo entrenar a los jóvenes de la Escuela Ciclista Chiclanera. ¿Hay madera en estos chavales?
R: Siempre se ven cositas. Cuando tienen algo, se ve. Son pequeños y tienen que pasar por muchas facetas. Se tiene que hilar muy fino porque llegar es muy difícil.
P: ¿Cómo se debería potenciar la faceta educativa del deporte en la escuela?
R: El nivel de obesidad infantil en edad escolar está sobre el 46 por ciento. En los colegios hay dos días a la semana de educación física. Hay un cambio de mentalidad en el español y hay más gente que hace deporte o que anda. El deporte escolar debería tener un poco más de sitio porque después hay enfermedades debido a la obesidad.

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