Los nadadores estadounidenses Gunnar Bentz y Jack Conger guardaron hoy silencio sobre el supuesto asalto del que fueron víctimas el pasado domingo en Río de Janeiro, donde disputaron los Juegos Olímpicos.Los atletas fueron retenidos durante más de cuatro horas en la comisaría de policía del aeropuerto internacional de Río de Janeiro, donde se les impidió embarcar la noche del miércoles cuando se disponían a viajar a Estados Unidos.
Bentz y Conger no prestaron declaración a las autoridades, tras la recomendación de varios funcionarios del consulado americano en Río de Janeiro.
"Mis clientes fueron retirados del avión y conducidos a declarar de manera coercitiva, lo que es una aberración jurídica. Pero lo que más impresiona es la retención del pasaporte", afirmó el abogado de los nadadores, Sergio Guerra.
"Ellos se quedaron muy asustados, sin entender por qué se les impidió embarcar", añadió la defensa.
Bentz y Conger se encontraban con sus compañeros de selección Rayn Lochte y James Feigen en la madrugada del domingo cuando, según la versión de los nadadores, fueron asaltados a punta de pistola por hombres que vestían uniformes de policía.
Las lagunas en la versión ofrecida por los deportistas y el vídeo que recoge su llegada a las instalaciones de la Villa Olímpica horas después del supuesto asalto llevaron a la policía brasileña a abrir una investigación sobre la veracidad de sus declaraciones.
Pero la historia dio una nueva vuelta de tuerca después de que Ryan Lochte, quien ya se encuentra en Estados Unidos, reafirmara ante medios de comunicación estadounidenses que fue asaltado, aunque modificó algunos detalles de su versión original.
En una entrevista con NBC desde Estados Unidos, Lochte reveló una historia un tanto diferente a la que denunciaron el pasado domingo, lo que sembró más dudas sobre el polémico caso.