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Goggia se corona en Jeongseon y Lindsey captura bronce en la prueba reina

Adrian R. HuberJeongseon (Corea del Sur), 21 feb .- La italiana Sofia Goggia logró el éxito más importante de su trayectoria deportiva al proclamarse este miércoles, en la estación surcoreana de Jeongseon, campeona olímpica de descenso en los Juegos de PyeongChang, una prueba en la que la estadounidense Lindsey Vonn se tuvo que conformar con el bronce.
Goggia, nacida hace 25 años en Bergamo, cubrió la pista, de 2.775 metros -con salida a 1.275 metros y un desnivel de 730- en un tiempo de un minuto, 39 segundos y 22 centésimas, nueve menos que la noruega Ragnhild Mowinkl, que repitió plata en estos Juegos, tras haber acabado también segunda el gigante.
La italiana, con cuatro triunfos hasta la fecha en la Copa del Mundo, fue la mejor de todas a la hora de aprovechar el viaje del año pasado a Corea del Sur. Se anotó la mitad de las citadas victorias, precisamente en las pruebas disputadas en Jeongseon, donde ganó descenso y supergigante en dos jornadas consecutivas; y tomó buena nota para lograr este miércoles el triunfo más importante de su vida.
Goggia no sólo es campeona olímpica. Lo es en la prueba reina del deporte rey, tras capturar el primer oro para el esquí femenino italiano desde que Daniela Ceccarelli ganase el supergigante de Salt Lake City (Utah, EEUU) hace dieciséis años. En una cita en la que Isolde Kostner logró el último podio olímpico en descenso, al ganar plata.
La campeona de Bergamo, recuperada de unas temporadas anteriores marcadas por la lesiones, brilló en la pasada edición de la Copa del Mundo, en la que logró las victorias reseñadas y comenzó a subirse al cajón. Y en lo que va de curso ya suma siete podios, entre ellos los de sus triunfos en los descensos de Bad Kleinkirchheim (Austria) y ante su afición, en Cortina d'Ampezzo, ambos en enero.
Que su espectacular oro de este miércoles en Corea no llegó por casualidad lo demuestra que repitió segundo puesto en las dos últimas pruebas, el primer fin de semana de este mes, en los descensos de Garmisch-Partenkirchen (Alemania). En los que secundó a la espectacular Lindsey Vonn, una de las pocas esquiadoras que no necesita presentación al gran público, que amplió ese fin de semana su propio récord de triunfos en Copa del Mundo a 81.
Lindsey, oro olímpico en descenso hace ocho años en Vancouver (Canadá), doble campeona mundial y cuádruple ganadora de la Copa del Mundo -cuyo palmarés hubiese sido aún más estratosférico sin haber sufrido tantas lesiones- apuntaba alto, a los 33 años, en la que ha sido su última carrera en unos Juegos. En los que había sido sexta en el supergigante, ganado de forma sorprendente por la checa Ester Ledecka, que también irá a por medalla en el snowboard.
La súper-campeona de Minesota se presentó en PyeongChang afirmando, en una multitudinaria rueda de prensa en la que no pudo contener las lágrimas, que iba a intentar ganar un oro en honor a su abuelo paterno, Don Kildow. El hombre que la inculcó su amor por el esquí, fallecido el pasado mes de noviembre.
Vonn, que se dio a conocer con el apellido de su abuelo, pero que sigue compitiendo con el de su ex marido -Thomas, ex integrante del equipo estadounidense- salió a darlo todo, con el dorsal 7.
Pero se quedó a poco menos de medio segundo del tiempo de Goggia -con el 5-. Y cuando ésta estaba a punto de unir al mayor éxito de su carrera la idea de haberle aguado la despedida olímpica a Lindsey -que la temporada que viene intentará batir el récord absoluto del sueco Ingemar Stenmark, 86 veces triunfal en la Copa del Mundo- bajó la noruega Mowinkl, con el 19. Una esquiadora que suele entrar regularmente en el 'top 10', pero que hasta la fecha sólo presentaba dos podios en la competición de la regularidad.
Mowinkl, de 25, regresará más que contenta a su Molde natal, porque a la plata que capturó la pasada semana en el gigante -por detrás de la estadounidense Mikaela Shiffrin, gran dominadora estas dos últimas temporadas-, añadió otra medalla de ese metal en los Juegos de PyeongChang tras firmar en Jeongseon el mejor descenso de toda su trayectoria.
La inesperada irrupción de Mowinkl dejó fuera del cajón a Tina Weirather, de Liechtenstein, que acabó cuarta, por delante de otras dos prometedoras esquiadoras estadounidenses, Alice McKennis (quinta) y Breezy Johnson; séptima, por detrás de la suiza Corinne Suter.
Goggia explotó definitivamente y Lindsey no capturó el oro, pero la norteamericana se podrá ir bien contenta, con un trofeo más en su interminable lista de menciones especiales. Su abuelo Don la mira con orgullo.

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