Adrian R. HuberJeongseon (Corea del Sur), 21 feb .- La estadounidense Lindsey Vonn, plusmarquista en victorias (81) en la Copa del Mundo de esquí alpino, competición que ha ganado cuatro veces; y que en su último descenso olímpico, el de los Juegos de PyeongChang, concluyó tercera en la pista de Jeongseon, explicó que "quería ganar" por su abuelo fallecido, pero que cree que éste "estará orgulloso".
Lindsey, de 33 años, campeona olímpica (de descenso) hace ocho años, en Vancouver (Canadá), y doble oro mundial; cuyo palmarés sería aún más sobresaliente si no hubiese sufrido tantas lesiones -entre ellas la que la dejó fuera de los últimos Juegos, en Sochi (Rusia), hace cuatro años- quería dedicarle una victoria a su abuelo, Don Kildow, fallecido el pasado mes de noviembre a los 88 años.
Sin embargo, se tuvo que conformar con ser tercera en la prueba que ganó la italiana Sofia Goggia. Capturando un bronce que la convirtió en plusmarquista, ya que la súper-campeona de Minesota, formada en Vail (Colorado), es a partir de este miércoles la más veterana esquiadora alpina en subirse a un podio en unos Juegos Olímpicos.
"Lo di todo y completé una gran carrera. Sofia esquió mejor que yo, simplemente", explicó Vonn, que seguirá compitiendo, al menos, una temporada más, en busca del récord absoluto de victorias en la Copa del Mundo, que detenta, con 86, el sueco Ingemar Stenmark. Del que se colocó a tiro de cinco tras sus dos victorias, el primer fin de semana de este mes, en los dos descensos disputados en Garmisch-Partenkirchen (Alemania).
"Creo que he llevado una línea perfecta a lo largo de todo el recorrido, casi demasiado perfecta, diría. Me esforcé todo lo que pude por mantener esa línea. Así que no tengo queja alguna", indicó este miércoles, en Jeongseon, Lindsey Vonn, que en el supergigante sólo había podido acabar sexta.
"Ha sido duro entender que éste ha sido mi último descenso olímpico, intenté que las emociones no me superaran en ningún momento. Y creo, sinceramente, que he esquiado muy bien. Lo que pasa es que Sofia hoy ha estado intratable", indicó la estadounidense, cuatro veces olímpica, que antes de triunfar en los Juegos de Vancouver debutó en los de Salt Lake City 2002, en su país; y también compitió en los de Turín 2006 (Italia).
"Estoy contenta por haber subido al podio, porque cuando estás en la meta, nunca sabes qué puede pasar. Por fortuna hoy no había snowboarders en pista", comentó la mediática esquiadora estadounidense, en referencia a la checa Ester Ledecka, oro y plata el año pasado en los Mundiales de snowboard de Sierra Nevada (Granada) y que en los Juegos de PyeongChang se proclamó campeona olímpica de supergigante.
Vonn, que en su primera comparecencia en esta cita invernal ante los medios, en el Centro Principal de Prensa (MPC) de PyeongChang, no pudo contener las lágrimas, afirmando que quería ganar en honor a su abuelo, a quien le agradece, entre otras cosas, que la haya inculcado su amor por el esquí, explicó que "esta vez", intentó "no ser demasiado emocional".
"Ha sido muy difícil para mí no ser emocional durante esta prueba, por distintos motivos. Pero sobre todo por mi abuelo. Hubiese querido ganar como fuera en su honor", explicó Lindsey este miércoles en la estación surcoreana de Jeongseon.
"Al final, salir de aquí con esta medalla no deja de ser también otro sueño hecho realidad", afirmó.
"Por supuesto que hubiese preferido el oro, pero esta medalla está muy bien. Y creo que mi abuelo estará muy orgulloso de mi en estos momentos", explicó Lindsey Vonn tras capturar el bronce en el último descenso olímpico de su carrera deportiva.