David RamiroJeongseon (Corea del Sur), 12 mar .- Carlos Javier Codina Thomatis, participante en los Juegos Paralímpicos de PyeongChang, nació en Barcelona y reside en Cataluña, pero compite con Argentina por su estrecha vinculación con Tucumán y Mendoza, de donde es originaria su familia.
Debido a su edad, 44 años, es considerado el 'abuelito' de sus compañeros, entre ellos el medallista español en snowboard olímpico Regino Hernández, con el que ha compartido entrenamientos.
"Yo nací en Barcelona, pero a la semana estaba en Mendoza. En cambio, mi hermano mayor nació en Argentina. Luego, a los cinco años, después de que mi padre estudiara medicina y le dieran trabajo en el hospital de Sant Pau, volvimos a España y nos quedamos. Por eso soy catalán y argentino. Mi madre es de Tucumán, pero el apellido Codina es catalán", señala.
Actualmente, la familia directa de Carlos Javier Codina está en Caldes, en Cataluña. "Mi familia ve que disfruto y me ayuda porque soy feliz. Yo creo que, aunque cuesta un montón, a la felicidad se llega con pequeños logros".
La vida de Carlos Javier Codina cambió a los 33 años, cuando un accidente de moto le dejó dañada la pierna izquierda y le cambió la forma de ver la vida.
"De la rodilla para abajo está todo reconstruido, no tengo sensibilidad. A raíz del accidente volví a nacer. Me partí todo. Tengo la cadera con hierros, con 16 clavos, y tengo cuatro costillas dañadas. También algún clavito en la pata", confiesa.
Hace cuatro años, en Sochi, Carlos fue el único deportista que participó en dos deportes, esquí alpino y snowboard. "Todo a la misma vez no podía ser y la Federación me dijo que me centrara en uno. Elegí snowboard".
Los entrenamientos los desarrolla con la selección olímpica de Argentina, pero también a veces con un grupo de amigos llegados de varios países, entre ellos el español Regino Hernández, recientemente medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de PyeongChang.
"Yo me entreno en invierno en Argentina en Bariloche. Me junto con el equipo nacional argentino de snowboard olímpico y nos vamos a Pucón o Villa Rico. A veces vienen amigos como Regino Hernández. Hay un equipo latino muy bueno de españoles, argentinos, italianos, franceses y una chica de Brasil, pero yo soy el abuelito", desvela.
Su camino para llegar a estos Juegos no ha sido fácil. En marzo de 2017 tuvo una lesión mientras competía en PyeongChang. Se fracturó las costillas, sufrió una lesión pulmonar que requirió una cirugía y pasó veinte días en un hospital de Corea del Sur. Regresó a la competición en junio de ese mismo año.
"Mi participación ha sido lo máximo. He conseguido el diploma y he mejorado mis resultados. En Sochi quedé noveno y ahora octavo", declara este deportista con una sonrisa en las pistas de esquí de Jeonseong.
Después de participar en snowboard cross, Carlos Codina competirá también en estos Juegos en la modalidad de banked eslalon, una prueba que se adapta mejor a sus cualidades.
Cuando concluyan los Juegos su tiempo seguirá ligado al deporte, aunque quizás no compitiendo a gran nivel para preparar la próxima cita paralímpica de Pekín.
"Soy instructor de personas con discapacidad física y enseño a la gente. Voy a buscar por Argentina gente que sirva para este deporte. Me van a pagar viajes para buscar por los centros a jóvenes que quieran esquiar y hacer snowboard", declara.
"Estoy en una fundación de Bariloche que se llama 'Challenge' y tenemos preparado todo el material de esquí adaptado. Veinte monoskis fabricados en Argentina y técnicos cualificados para que los jóvenes que quieran aprender lo hagan. Es gratuito y tendrán residencia", apunta.
De momento, lo más inmediato cuando acaben los Juegos serán ir en mayo a Colombia o Costa Rica. "Llevo como diez años sin tomar el sol continuado y me apetece".