Los españoles Carlos Arévalo y Saúl Craviotto no pudieron tocar metal en la final de K1 200, la prueba de velocidad. El gallego fue quinto y el medallista olímpico, séptimo. Carlos Arévalo estuvo metido en la pelea por las medallas prácticamente hasta el final, pues tuvo una buena salida, mientras que la de Sául ya fue algo más lenta y lo dejó lastrado para el resto de la final.
Arévelo estaba en puesto de medalla hasta superados los 100 metros, incluso en posiciones altas codo a codo con el húngaro Totka, a la postre oro. Pero los últimos 50 metros se le hicieron demasiado largos al gallego, que finalmente cayó a la quinta plaza.
Por su parte, Craviotto, el más veterano de la final, nunca vio de cerca la posibilidad siquiera del bronce, se le marcharon desde el principio las embarcaciones y un buen final le permitió apenas ser séptimo. Ya se vio desde la semifinal de por la mañana, en la que el barcelonés entró cuarto, muy apurado, por los pelos, que en estos Juegos el K1 200 no estaba para Saúl , y se confirmaron las sensaciones en la final. El barcelonés ha venido a Tokio preparando el K4 500 y en esa prueba es donde tiene depositadas todas las esperanzas junto a Arévalo, Cooper y Germade.
El oro fue para Sandor Totka, la plata para el italiano Manfredi Rizza y el bronce para el que era gran favorito, Liam Heath.
En la final de C1 200, la española Antia Jacome no pudo materalizar su remontada. Si bien empezó atrás, sus últimos 50 metros fueron magníficos, hasta el punto de meterse en la pelea por el bronce, del quedó a tan solo dos décimas. El final fue muy, muy apretado, aunque finalmente la polaca Luzan y la polaca Borowska se le adelantaron. El oro fue para Harrison (EEUU) y la plata para la canadiense Vincente Lapo. Jacome, de tan solo 21 años, ha tenido un gran debut olímpico y siembra esperanzas para el futuro.
Por último, el K2 1000 de Cubelo y Peña afrontó la última final del día con el acostumbrado inicio discreto y encomendándose al final prodigioso con el que suelen brindarnos. Pero esta vez el nivel y las distancias eran demasiadas. Si a los 750 metros llegaron igualados con el resto de la carrera, por el 500 la distancia ya era de medio barco mínimo con los puestos de podio, y siguió esa tónica hasta a falta de 250 metros. La pareja española iba última, pero en el arreón final recortaron distancias con el resto de embarcaciones para colarse finalmente sextos.
Tras esta jornada de finales, el piragüismo español afronta los días de mañana y pasado con su gran baza, la del K4 500, aunque en el día de hoy era esperable alguna medalla en alguna de las finales disputadas.