Sandra Sánchez ha logrado la medalla de oro, la segunda para España en estos Juegos Olímpicos, en la modalidad de Kata de Karate. Sandra era un valor seguro, pero no solo tenía que luchar contra sí misma para superarse, tenía que luchar contra toda la mística de esta final de Kata, en Japón, el país donde nació el karate, ante una japonesa... Pero Sandra lo venció todo. Porque ella es, a día de hoy, más karate que nadie en el mundo. Sandra Sánchez es la mayor personificación de este deporte a día de hoy en el mundo, y la medalla de oro que llevará medalla al cuello de por vida lo dignifica (desaparecerá en París 2024). Hace historia en el deporte español y logra el segundo metal dorado para España en estos Juegos de Tokio.
En uno de los templos de las artes marciales de Japón, el mítico Nippon Bundokan, recinto de los Juegos Olímpicos de 1964 remozado, tuvo lugar la final de karate en su casa, en el país del sol naciente.
Sandra combatía con ella misma, con la capacidad de hacerlo como nadie, pero sobre todo combatía con la mística del Nippon, Japón y con que una japonesa, Kiyou Shimizu, estuviera en la final. Los jueces, el ambiente, Japón...
Sandra Sánchez demostró en su kata sus enormes capacidades, las que la han hecho número del mundo, rotundidad de movimientos, seguridad a la vez que finura, eficacia, equilibrio, pero todo estaba en manos de los jueces.
La japonesa también ofreció gran nivel, pero no al nivel ni a la dificultad alcanzada por la española.