España no pudo alzarse con el oro olímpico y repitió la plata de Sidney al caer ante Brasil (2-1) en la final de fútbol de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Tras una primera parte horrorosa, sin control y cometiendo errores groseros, mejoró en la segunda para empatar y poder haberse llevado el título. En la prórroga, la blandura defensiva volvió a ser determinante para el triunfo de los brasileños.
En ElDesmarque analizamos, una a una, las actuaciones de los jugadores de la selección en un amargo choque:
Unai Simón (4): su nómina de errores cada vez coge más cuerpo, si bien es verdad que luego arregla muchos, incluidos los de otros. Un despeje con el pie que dio pie a una ocasión clara y su salida a por brevas en el penalti que marró Richarlison fueron un nuevo exponente. Tiene trabajo Marcelino. Y Luis Enrique.
Óscar Gil (5): ni mal ni bien, sino todo lo contrario. Apenas aportó en ataque, más allá de un centro que sin querer convirtió en tiro al palo. Tampoco metió la pata pese a la calidad con que el rival rondó su banda.
Éric García (4): su currículum no da para la sobrada actitud que muestra en su juego. Está bien que un central saque la pelota jugada, pero adolece de falta de agresividad, fuerza y velocidad.
Pau Torres (3): el globo de un supuesto central de categoría y futuro se ha desinflado inopinadamente en los dos últimos meses. La Eurocopa mostró con crueldad sus carencias y en la final ha vuelto a quedar en evidencia. Su defensa en el primer gol de Brasil no tiene ídem.
Cucurella (4): apenas pudo prodigarse en ataque porque bastante tuvo con contener a Antony. Aun así, escasa aportación para un jugador de sus galones en este equipo.
Zubimendi (4): demasiado impreciso en el pase, aunque en la segunda parte mejorara algo sus prestaciones. Una contemplativa actitud en la defensa del gol de Cunha afea especialmente su partido.
Mikel Merino (3): casi desapercibido. Sin llegada y arrastrado por la mala primera parte de España, salió del campo tras el primer tiempo suplido por Carlos Soler.
Pedri (4): pesado, fundido, desprovisto de su aura, sin visión. El cansancio ha terminado con él y no fue el líder que la selección española necesitaba en un partido de la magnitud de éste. En su descargo queda que lleva jugando partidos sin parar desde casi que era pequeño y las prórrogas han terminado de apagar ya su luz.
Marco Asensio (4): un buen pase a Oyarzabal, un tiro lejano y poco más. Se esperaba más de él tras su milagrosa irrupción ante Japón, pero mantiene su guadianesca trayectoria. Sustituido al descanso por Bryan Gil.
Dani Olmo (3): poco tirando a nada. Aportación escasa para un futbolista de su calidad y que disfruta del predicamento de los seleccionadores. Sin desborde, sin un pase de verdad, se vio superado por la superioridad física de Brasil y ahí murió su chispa.
Oyarzabal (7): sin ser el 'killer' de la Real Sociedad, cumplió más que con creces y alimentó la esperanza de España con un magnífico golazo a centro de Carlos Soler. Hizo poco pero prácticamente todo bien.
Bryan Gil (6): un espectacular zapatazo al palo en el 87, y energía y velocidad por banda para revitalizar a una mustia España. Últimamente se pierde en la individualidad y en el regate barroco, pero su calidad dio un punto más a los de De la Fuente.
Carlos Soler (8): le aportó control, toque y visión al centro del campo después de una mala primera mitad. Dio la asistencia del gol a Oyarzabal y lo intentó en algún tiro lejano. El mejor de España en la final olímpica.
Jesús Vallejo (2): lento, poco contundente e inexperto, el gol del triunfo de Brasil vuelve a España en su debe. En cualquier caso, la culpa no es suya, sino de De la Fuente, que lo pone en el lateral derecho.
Miranda (s.c.): poco tiempo sobre el césped.
Rafa Mir (s.c.): apenas tuvo tiempo de aportar algo.
Moncayola (s.c.): minutos testimoniales.
Luis de la Fuente (5): su mensaje en el descanso debió de ser certero, porque caló y la actitud fue distinta en la segunda parte. No obstante, alguna responsabilidad tendrá en la fragilidad defensiva del equipo y se equivocó poniendo a Vallejo de lateral derecho, una vez más.