La selección española de waterpolo ha caído este domingo en el partido por el bronce ante Hungría. España, que jugó su peor partido de todo el torneo, acaba cuarta, una posición algo cruel para un equipo que durante gran parte del torneo había demostrado un nivel máximo, casi de campeón. Pero en los momentos clave, semifinales y final de consolación, falló. En especial este domingo, que deja un sabor amargo a estos jugadores que habían apuntado más alto.
El ataque fue una auténtica rémora para esta España que había sido un martillo en otros encuentros y que tuvo el brazo algo más pesado y encogido cuando llegó la hora. La decepción es innegable, decir otra cosa sería negar la realidad, pero también es cierto que este conjunto de David Martín ha demostrado que puede y debe estar con los mejores.
El primer cuarto fue muy igualado (3-3). Si por una parte España hacía una presión alta intentando agotar las posesiones y los ataques de Hungría, estos se refugiaban cerca de su portería para no favorecer los tiros cómodos españoles. El resultado fue que ninguno de los dos equipos se encontró absolutamente a gusto con su fórmula, pero tampoco a disgusto. Los goles llegaron casi todo en superioridad, alguna incluso con dos expulsiones rivales.
Continuó la misma tónica hasta el descanso (5-5), aunque España empezó a ir a remolque, casi siempre por detrás en el marcador y muy irregular en sus ataques. Desde pérdidas precipitadas a despistes. Los húngaros tampoco es que marcaran un ritmo alto de anotación, de ahí que ninguno de las dos selecciones lograra escaparse en el marcador.
Hungría volvió a retomar la iniciativa en el tercer cuarto, en superioridad, y eso que España tuvo dos ataques para ponerse por delante en el marcador, ambos malogrados de forma algo absurda. Además, luego erró en posición de boya hasta tres ocasiones ante el portero, Viktor Nagy, que se creció y empezó a parar hasta la cabeza. Atrás, España había mejorado, no concedía tanto, pero en ataque estaba desconocida. No marcó en este cuarto de hecho, y el marcador se fue a 6-5 para afrontar el último y decisivo cuarto.
Perdonaba tanto España, en cada atque, con el brazo bastante encogido y no como otros días, que Hungría, casi por inercia, acabó encontrando algún ataque con superioridad para marcar su gol y meter diferencia de dos. Los de David Martín no tenían el día, y se demostró en los siguientes ataques, con superioridades, en los que en posiciones de disparo claras se toparon de nuevo con Nagy.
Hungría mató el partido en los siguientes ataques, en los que acertaron todos, y hasta pillaron al contragolpe a una España a la desesperada (9-5) que se marcha de vacío de unos Juegos que han sido algo crueles con esta selección, que ha completado hasta las semifinales un torneo casi impecable, pero que en los momentos y partidos decisivos, no estuvo acertado.