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Los cinco pecados capitales del Atlético

Los cinco pecados capitales del Atlético

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Iñaki Dufour

Los errores defensivos, impropios de un equipo como el Atlético de Madrid; las constantes imprecisiones; la baja de Rodrigo en el once y de Koke en el partido y la lectura errónea del encuentro o un plan fallido influyeron como asuntos clave en la primera derrota de este curso en el Wanda Metropolitano del equipo rojiblanco, como también pudieron hacerlo las decisiones del VAR.

Los impropios errores defensivos

El Atlético fue víctima de sus concesiones. Sin matices. Cada gol del Real Madrid incidió en un fallo previo del conjunto rojiblanco, que había recibido sólo cuatro goles en sus primeros once partidos como local de esta temporada de Liga en el Wanda Metropolitano y que este sábado encajó tres en 90 minutos. Sólo ha recibido tres goles en dos de sus 46 encuentros oficiales en ese estadio, en éste y con el Girona, también en 2019 (3-3) en octavos de la Copa del Rey.

¿Por qué? Porque cometió errores. Demasiados para un equipo con esa fama tan fiable que tiene el Atlético, pero que ya no lo es tanto. Aparte del Girona, el Valladolid le hizo dos dianas en Zorrilla en diciembre, y el Borussia Dortmund, cuatro. En el global del curso, el equipo madrileño ha mantenido su portería a cero en 16 de sus 33 encuentros, con 28 goles en contra. Son tres partidos menos imbatido y nueve goles más que hace un año a estas alturas.

Nadie atendió ni al posible rechace ni a Casemiro en el 0-1, tan preocupados del remate de Ramos que hasta cuatro futbolistas (Giménez, Morata, Lucas y Thomas, este último el más cercano a Casemiro antes del lanzamiento del córner) se abalanzaron para repeler su remate; Vinicius desbordó con suma facilidad a Giménez en el 1-2, aparte del penalti tan imprudente que hizo ("Es una jugada bastante arriesgada por mi parte por intentar sacar un balón desde atrás difícil", admitió), además cuando Godín ya acudía a la cobertura y la única posibilidad para el brasileño era un posible pase atrás, más allá de la discusión de si la infracción fue dentro del área o no; y el 1-3 surgió de la enésima pérdida de balón.

Un problema de precisión

"Hay días que te pueden salir las cosas mejor y otras peor, pero al equipo nunca le falta el trabajo y el compromiso. Hay días que estás más preciso y llegas a la portería rival con más facilidad y otros te precipitas y tienes estos fallos que normalmente no cometes", decía Saúl Ñíguez al terminó del duelo en sala de prensa.

El Atlético tuvo un problema indudable de precisión en su medio del campo. Fue insistente en las pérdidas; una merma que le apartó también del camino de la victoria o del empate, con especial incidencia en esa línea y en dos nombres: Thomas Partey y Ángel Correa. Una pérdida de cada uno terminaron en goles de su oponente.

La acción de Vinicius en el penalti que supuso el 1-2 parte de un regate fallido de Correa; el 1-3 de Bale surge de un mal pase de Thomas, aunque luego ocurren más situaciones en el desarrollo de la jugada, como la maniobra de Benzema, el pase certero de Modric o el remate del galés. Correa y Thomas superaron la decena de pérdidas. Saúl y Lemar no tantas, pero asumieron mucha menos responsabilidad, ambos intranscendentes casi todo el choque en el aspecto ofensivo.

La baja en el once de Rodrigo... y de Koke

Dentro de esa sensación de imprecisión, hay dos ausencias que inciden en ese aspecto. Rodrigo Hernández, por unas molestias en el muslo izquierdo, no pudo partir del once, como estaba planeado y con la consiguiente alteración para el Atlético, sobre todo porque hoy por hoy es una pieza esencial para el bloque rojiblanco.

"No vamos a justificar la derrota por la decisión de que Rodrigo no jugó de inicio", recalcó Simeone cuando fue preguntado por la baja del medio centro, el más cualificado para manejar el ritmo, la posesión y la transición del Atlético, junto a Koke, que se perdió el choque por lesión. Ha sido baja los últimos tres duelos; los dos más recientes, casualidad o no, con derrotas del bloque rojiblanco.

Son los dos jugadores de medio campo con más precisión en el Atlético. El pasado octubre, tras el 2-0 contra la Real Sociedad, Simeone habló de ello: "Para atacar, seguramente que sí (son la mejor pareja en el centro del campo). Para un partido donde la propuesta sea tener más el balón que el rival posiblemente sí".

Una lectura o un plan fallido

Salvo la puesta en escena, con la presión que ejerció a la salida del balón del Real Madrid, el Atlético jamás fue capaz de leer ni de encontrar la forma para abordar a su oponente. Ni en ataque ni en defensa. Tampoco de atosigar a su adversario con esa insistencia que acostumbra en su estadio cuando ya iba por detrás en el marcador.

Arriba, no tuvo nada de profundidad por las bandas. Por ahí, ni Lucas, elegido muchas veces en esa posición por Simeone precisamente por ese despliegue, pero que apenas centró al área dos veces, ni Arias, desaparecido en ataque, aportaron nada. Tampoco Lemar, con tendencia hacia el medio pero intranscendente como lo viene siendo casi toda la temporada, ni Correa, al que le faltó desborde.

Morata, por extensión, apenas entró en juego y Griezmann fue el protagonista de la sensación recurrente en los últimos tiempos del Atlético: o es él quien marca, quien asiste o quien fabrica la jugada o no hay ocasión. Entre todas esas circunstancias, el equipo tuvo cuatro oportunidades, más aisladas que fruto del fútbol: el gol del '7', un disparo suyo en el inicio del segundo tiempo, el tanto anulado a Morata, que surgió de un pase largo desde su propio campo de Giménez, y una volea del central uruguayo. Nada más. Muy poco.

Pero tampoco aplicó bien el plan en su defensa. "Habíamos visto los partidos anteriores que el Madrid cuando estaba defendiendo aguantaba atrás y descolgaba a Vinicius y Benzema. Sabíamos eso y sabiendo eso no supimos manejar esa situación. Nos llegaron mucha gente con el contragolpe y creo que ese fue el partido claro del Madrid: esperarnos y contraatacar por fuera. Fueron más contundentes dentro del área", admitió Giménez. Cada vez que entró en juego el brasileño en esa destreza, siempre lo hizo fuera del foco de Arias.

¿Las decisiones del VAR?

A última hora del sábado, casi cinco horas después de la finalización del encuentro, en torno a las 23.16 horas, el Atlético puso el foco en la polémica sin palabras en sus redes sociales: un emoticono pensativo que expresa duda y disconformidad, al lado de las tres fotos de otras tantas decisiones del árbitro y del VAR que él entiende que le fueron desfavorables en el derbi ante el Madrid.

La instantánea más grande corresponde a la falta de Giménez sobre Vinicius, con la infracción fuera del área. Las otras dos, a dos acciones de Morata. Una el gol anulado por fuera de juego, con la línea trazada para demostrar que no estaba en posición incorrecta, y otra el penalti reclamado en una jugada con Casemiro, ambas con 1-2.

Antes, en la sala de prensa, Simeone no excusó la derrota en esas decisiones. "No creo absolutamente que hayamos perdido por las acciones del VAR", dijo el técnico. Pero sí había dudas en el Atlético. "Es fuera del área", dijo Giménez sobe su penalti. "No es culpa del VAR la derrota, pero sí habría que mirarlo", expuso Saúl.

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