Los tres problemas que explican la crisis del Atlético de Madrid: Simeone y otros señalados

El Atlético de Madrid vive su mayor crisis deportiva desde que Diego Pablo Simeone llegara al banquillo hace una década. Al técnico se le ha caído por completo un equipo que hace pocos meses se proclamó campeón de LaLiga Santander. Como suele ser habitual, el entrenador es el gran señalado cuando las cosas van mal, aunque no es ni mucho menos el único culpable de la situación del club.

1. La mala planificación deportiva

Algunos proclamaban que el Atlético de Madrid tenía "la mejor plantilla de su historia" en verano, pero la planificación deportiva no ha sido buena. Y no porque las cosas no vayan bien ahora: el equipo tenía algunas posiciones que reforzar en el último mercado que no llegó a tocar. Y ahora, con la ventana de enero abierta, en lugar de reforzarse lo que hace es perder efectivos importantes.

Por partes, primero lo de verano. Simeone estuvo todo el curso jugando con una línea de tres centrales y sólo disponía de cuatro centrales en su plantilla. Entre ellos, un José María Giménez acostumbrado a perderse la mitad de los partidos cada temporada. Entre ellos, Felipe y Mario Hermoso, que han dado un bajón importante que venía de antes de verano. De manera incomprensible, no se fichó otro central al igual que tampoco se reforzó, por segundo año consecutivo, la posición de lateral zurdo. Se firmó a Rodrigo de Paul, más volante que '5', la figura que más necesita el equipo en la medular. Y se improvisó en la delantera: buscaban un cuarto atacante y se apostó por Matheus Cunha... porque nadie contaba con que podían firmar a Griezmann el último día. Así que también firmaron a Griezmann, perdieron a Saúl y su polivalencia y Simeone se encontró con cinco delanteros para sólo dos puestos y lo que sus egos implica.

Pero es que llega en enero y en vez de mejorar, la plantilla se vuelve más débil. Trippier pudo irse en verano, pero la dirección deportiva lo acaba regalando a mitad de curso sin tener un sustituto atado. El único defensa que estaba funcionando bien, vendido. La dirección deportiva sigue sin intención de firmar un central de garantías a pesar de la evidente falta de calidad en esa parcela. Y para colmo, todo apunta a que Daniel Wass, un centrocampista reconvertido, será el 'sustituto' de Trippier, lo que a su vez provoca que Marcos Llorente juegue fuera de posición. Desastre invernal.

2. Simeone y el juego colectivo

Expuesto todo lo anterior, es evidente que Simeone no consigue dar con la tecla. El curso pasado funcionó el 5-3-2 y esta temporada empezó de manera similar, a pesar de los problemas defensivos del equipo en cuanto a bajas e individualidades, lo que provocó que jugadores como Marcos Llorente o Kondogbia hayan tenido que jugar en la línea de atrás.

El Atlético hizo aguas hasta diciembre y Simeone decide apostar por un 4-4-2 en enero. Y funciona genial en los dos primeros partidos, pero el equipo se cae ante el Villarreal... justo hasta que vuelve al 5-3-2. Un 5-3-2 que mantiene ahora en la Supercopa pero que, otra vez, vuelve a resquebrajar al equipo. El técnico cambia de sistema, cambia de delanteros, prueba a Sime Vrsaljko como recurso de urgencia en defensa -que el croata sea el mejor de los centrales también dice mucho de la planificación- y vuelve a apostar por Llorente de carrilero... porque no tiene más opciones. Pero nada le sale bien.

"A mí el equipo me gustó", aseguró Simeone tras el partido ante el Athletic. Debió ser el único. Las imágenes demuestran una separación entre líneas impropia de un equipo así. Un equipo que ha perdido toda su solidez defensiva y que es un drama en cada jugada a balón parado. Así llegaron los dos goles del Athletic, también uno del Villarreal días antes. El técnico le da vueltas y busca alternativas en una plantilla corta -otro defecto a achacar a la dirección deportiva- pero sigue sin encontrar soluciones.

3. Los señalados del Atlético de Madrid

El equipo tiene problemas que parten desde la planificación. También problemas a nivel colectivo. Pero no hay que olvidar el plano individual, con Simeone como gran señalado por no como único culpable. Los pilares del campeón de LaLiga Santander se han resquebrajado y el bajón de nivel es indudable.

Concretamente, hay seis jugadores que el curso pasado eran claves y ahora se han caído. Jan Oblak, el mejor en Arabia, está viviendo de lejos su peor temporada bajo palos. Stefan Savic, líder de la defensa el curso pasado, lleva un mes lesionado. La conexión Trippier-Marcos Llorente, clave para campeonar, ha muerto: el inglés se ha ido y el madrileño lleva media temporada lesionado y la otra media jugando fuera de posición y lejos del área. Koke, el peor en Arabia, ha pasado de dominar él solo todo el medio a perder un sinfín de balones en cada partido. Y Luis Suárez, el gran goleador, ha perdido su olfato e incluso la titularidad: el equipo juega más lejos del área y su estado físico no le da para mucho más.

Yannick Carrasco y Thomas Lemar son de los pocos que lo intentan, con más ganas que acierto. Giménez, fiel a sí mismo, ve más partidos desde la grada que desde el césped. Mario Hermoso tropieza con la misma piedra en todos los partidos y Felipe es un habitual de las fotos de los goles en contra. Kondogbia hace un partido bueno y cuatro malos y Rodrigo de Paul protesta más que juega y es más fiasco que acierto, al menos de momento. Y Joao Félix, un año más, sigue sin dar un golpe en la mesa en los partidos importantes, sin ser goleador, sin tener continuidad en el juego, sin demostrar que es un crack mundial.