El Málaga se desmembra en el manicomio

Se deshilachó el Málaga tras el adiós temprano de Blanco Leschuk. Antes de ello daba solidez a su liderato con una victoria de tronío. Después de la salida del argentino encajó el tercer tropiezo del curso, todos a domicilio. Se desquició el equipo de Muñiz con las controvertidas decisiones del árbitro y dobló la rodilla con los tantos de Juan Villar y Roberto Torres. Entre medias, también se quedó sin los tres apercibidos, además de N'Diaye, para Gijón, ciudad a la que puede llegar como segundo si el Granada sale victorioso Zaragoza. Derrota cara en Pamplona.

Una de las virtudes de este Málaga es saber optimizar sus atributos y disfrazar sus lunares. Los detalles desnivelan. Muñiz, buen conocedor de los rigores de la categoría de plata, sabe que las manos de Luis Hernández y el pie derecho de Pacheco tienen puntos. Las puntas de lanza de su laboratorio, una veta para esta plantilla. El asturiano tenía al de Pizarra en formol, esperando que recargue baterías. Las va llenando y la confianza del técnico va en aumento. Apareció en el minuto 21 para abrir brecha.

El malagueño puso un balón formidable en el primer palo al que llegó Pau Torres, que en remate complicado hizo el primero de la tarde en El Sadar. Primer gol para el joven, que también aporta en el otro área. Tuvo minutos, pocos, el Osasuna para divagar. En esas, tuvo Kone, que al borde del descanso dejó un regate primoroso, la sentencia momentánea. Gran eslalon de N'Diaye combinado técnica y físico para dársela al hueco al costamarfileño, al que Rubén Martínez le birló un momento de gloria en territorio hostil.

Sin red, los de Arrasate se olvidaron de especular. El vasco tiene talento a borbotones de medio campo en hacia adelante, pero tiene que encauzarlo para que fluya por la misma vía. Su idea va calando en la plantilla, pero el tiempo corre deprisa y se queda rezagado. Por empuje acumularon algunas ocasiones estériles. Juan Villar no atinó a rematar tras un pase espectacular de Rubén García de tijera, así como tampoco Fran Mérida le dio potencia a dos disparos que llegaron mansos a las inmediaciones de Munir. Entre medias, se marchó Juanpi, con molestias en uno de sus gemelos. Entró Ontiveros, que viene dando oxígeno desde el banquillo.

Se siente cómodo el Málaga esperando lo que propone el rival. Ordenado con dos líneas de cuatro y los delanteros por delante para estirar tras recuperación. Quería encontrar rendijas el Osasuna, que quiere practicar un fútbol acorde a su modelo histórico. Llegar rápido por banda y poner el balón en el área. Se encontró con un conjunto pétreo, con exiguas vías de fuga.

A la hora de partido, nuevo contratiempo para los de Martiricos. Muñiz tuvo que dar entrada a Héctor Hernández, que después daría el susto en un choque con Lillo, por un Koné que se marchó aquejado de la rodilla.

Arrasate movió el árbol, encontró frutos y agitó el choque. Los de Muñiz, un paso más cerca de su portería, comenzaron a desmembrarse. Se encontró con la quinta amarilla de Ricca y con la segunda en el partido de Blanco Leschuk, dos fijos que no estarán en Gijón. Antes había tenido en sus botas Juan Villar el empate, que empaló un balón que no cogió dirección. Pudo atraparlo sin problemas el meta marroquí.

El delantero onubense nivelaría la balanza tras centro de Rubén García después de zafarse de la marca de Luis Hernández, que salió en la foto del gol. El balón parado lo había forzado Ontiveros, que tampoco estará ante el Sporting al cumplir ciclo. Se enmarañó el choque tras el adiós temprano del delantero de Mendoza y se pondría cuesta abajo tras la expulsión directa de N'Diaye, que se enzarzó con Lillo tras el primer tanto rojillo. Xisco, que solo quería retener al senegalés, también fue mandado a la caseta por De La Fuente Ramos.

Un minuto pasaría para que El Sadar volviera a levantarse del asiento. Golpe teledirigido de Roberto Torres a la escuadra de la portería malagueña. Un balón con potencia y esquinado que haría imposible la estirada de Munir. En 180 segundos los de Muñiz perdían un botín tremendo en Pamplona. Quedaba un último rejón, la tarjeta a Adrián, que completó el pleno de ausentes para la próxima jornada.

Inyección de confianza para el Osasuna, que refuerza su idea ante un contrincante de altura. Incertidumbre para el Málaga, que suma una nueva derrota en la carretera. Puede perder el liderato este domingo en favor del Granada, pero debe reflexionar sobre cómo se desquició tras las decisiones arbitrales, dudosas, pero que no deben sacarte del redil en un campo tan complejo. Un enseñanza para lo que resta de maratón.