El Málaga se complica el ascenso

El Málaga volvió a fallar en casa. Otro partido clave en el que vuelan puntos del estadio de Martiricos. El líder se vio sometido durante 45 minutos pero acabó celebrando un triunfo clave en la lucha por el ascenso. El Málaga hizo muchas cosas bien. La gran mayoría de ellas en la primera parte, donde bailó a su rival y tuvo ocasiones de sobra para convertir en un trámite la segunda mitad. El líder se escapa a siete puntos y el ascenso directo, a seis. El ascenso se complica...

Los locales fueron un vendaval en los primeros 45 minutos. El equipo de Muñiz salió decidido a mandar en el partido y a jugar en campo contrario. Y lo consiguió. Los blanquiazules alejaron a Osasuna de la portería de Munir, que apenas tuvo que emplearse en un par de centros laterales. Encontró el gol pronto y creció a favor de marcador el equipo de Muñiz. N’Diaye puso la pausa necesaria a una jugada a priori con poco peligro, leyó a la perfección el demarque de Blanco Leschuk y el Tiburón puso una pelota perfecta a su mejor socio en ataque, Adrián. El madrileño cabeceó a la red y ya es el máximo goleador en solitario de la plantilla (7 tantos).

Muñiz cambió los extremos y la apuesta, de salida, le funcionó. El enésimo guiño a Ontiveros salió cara esta vez. El marbellí fue una pesadilla para Nacho Vidal, al que desbordó una y otra vez. Rozó el gol en una de sus incursiones. Sentó a dos rivales, pero su disparo se fue fuera por poco. Pocos minutos después, Renato Santos reclamó toda la gloria para sí y remató de forma forzada cuando tenía completamente solos a Adrián y Ontiveros.

La mejor noticia para Osasuna en la primera parte fue llegar al descanso metido en el partido. Los de Arrasate se fueron con vida al intermedio y recuperaron el aire por completo nada más regresar. Penalizaron al máximo el primer error blanquiazul en toda la noche. Nada más volver del vestuario, un error infantil en un córner a favor posibilitó una contra que dejó a Rubén García mano a mano con Munir. El atacante navarro no perdonó y el Málaga se veía obligado a remar de nuevo río arriba con toda la segunda parte por jugar y habiendo firmado unos 45 minutos iniciales brillantes.

El empate asentó a los navarros y al Málaga empezó a costarle llegar hasta la portería de Rubén. Los saques de banda de Luis Hernández y las acciones a balón parado se convirtieron en la mejor baza ofensiva de los locales. Pero Arrasate y sus jugadores se tenían bien aprendida la lección y no hubo concesiones. De hecho, fue Osasuna quien volvió a golpear. Lo hizo su hombre-gol, Juan Villar, que definió a la perfección tras un exquisito pase de Íñigo Pérez. Ricca se quedó enganchado y rompía el fuera de juego.

Los cambios no recondujeron al Málaga, que se quedó sin respuestas en ataque. Los de Muñiz tuvieron todo a favor para sentenciar el choque en la primera parte y el error en el córner nada más arrancar el segundo tiempo les condenó. Sí le dio la recta final al equipo de Muñiz para reclamar un penalti por mano de David García. Díaz de Mera no lo consideró así y como en El Sadar, el Málaga se vio perjudicado por el arbitraje. Munir evitó que la derrota fuese aún mayor con dos manos salvadoras ante Juan Villar.

La derrota deja tocado y aleja del ascenso al Málaga, que acumula cuatro partidos consecutivos sin ganar en La Rosaleda (3 puntos de 12) y ve cómo el liderato se escapa hasta los siete puntos. Osasuna se llevó de La Rosaleda la victoria y gol average.