Barral desquicia al Málaga

El Málaga se dejó desquiciar por David Barral. El Málaga se dejó desquiciar por Del Cerro Grande. Pero el Málaga, sí, el Málaga, no supo afrontar el partido ante el Levante. Al margen de decisiones absolutamente claves, el equipo apenas apareció por el Ciudad de Valencia.
Negar que el equipo estuvo mal no ayuda. Y lo estuvo antes de las jugadas clave, durante y después. Aun así, no conviene ser sangrantes. Estos partidos ocurren en una Liga, competición que hay que saber leer desde un contexto más amplio y que trasciende los análisis de partidos individuales. Cada cosa en su lugar.
Puede que no le bastase al Málaga con la vuelta de la Copa que jugó con el Levante para entender que a David Barral hay que atarlo en corto. Es un incordio, va al límite (y muchas veces lo sobrepasa) y actúa como el mejor Pacino. Todo correcto, pero había que tener algún plan para detenerle. Porque parece que cada vez que trinca al Málaga le hace un roto.
Ahora podemos establecer qué cantidad de culpa de tuvo el nefasto Del Cerro Grande en el marcador de la primera mitad. Porque existen dos análisis paralelos. Está el futbolístico a secas. En ese terreno, el Levante llevó la iniciativa y rondó la portería de Kameni más veces de las que el Málaga se asomó a Mariño. El equipo blanquiazul anduvo alicaído, especialmente Rosales, Camacho y Sergio Sánchez. Y si se puso por delante fue por un error de David Navarro en el que Juanmi volvió a demostrar que a pillo le superan pocos hombres en Primera División.
Luego, decíamos, venía uno relacionado con las decisiones que cambiaron el resultado de manera escandalosa. La falta señalada a Sergio Sánchez que da origen al gol de Barral no fue tal. Pero su origen sí tiene que ver con una muy mala defensa colectiva del Málaga que es la que permite que el gaditano se plante en esa situación ventajosa. Luego está la ejecución. Disparo potente y cercano que dobló las manos de Kameni. Depende de lo condescendiente que sea uno se le culpará o no de manera directa al camerunés.
Aunque tuvo su momento de gloria Kameni al poco, salvando un testarazo de Kalu Uche. Esa jugada, por cierto, llegó de nuevo con el Málaga mal situado, poco intenso. Luego llegó el segundo gol del Levante. Otra vez con factores similares a los del primer tanto, es decir, Barral inventándose algo tangible de la nada y Del Cerro siendo aliado de su actuación estelar, pero también -por supuesto- con la complicidad del aguado Málaga.
Boka no hace lo suficiente para desequilibrar de esa manera a Barral, pero la resolución de la escena nos dejó un penalti, un gol y un Málaga desconcertado. Tocaba luchar contra molinos de viento en la segunda mitad. 
Viendo que no se autorregulaba el equipo, Gracia optó por buscar nuevas opciones. Retiró a Javi Guerra y metió al búfalo Amrabat, que salió como toro de chiqueros. Pero no dio tiempo a ver el efecto del cambio porque Sergio Sánchez coronó su mala actuación con un penalti a Xumetra. En esta ocasión no había nada que discutir. Tercero de Barral.
El Málaga se entregó. Fue a buscar desesperado la orilla del Levante y lo que recibió fue más dolor. Llegó el gol de Kalu Uche. Un 'kaluchazo' que servía de guinda al buen trabajo que había realizado durante todo el partido y que ayudó mucho al lucimiento de Barral.
No había nada que hacer. Gracia hasta aprovechó para dar minutos a Tissone y que no hubiese orgía de goles granota. No fue el día y punto. A ver si se nos va a olvidar que esto es el fútbol también...