Recio, rescate desde las sombras

Cuando no se puede ganar, no pierdas. No sobre de vez en cuando tirar de topicazos futboleros. Rancios, sí, pero no carentes de verdad la mayoría de las veces. Dadas las circunstancias, volver de Riazor con un punto es manjar de dioses. Hacía tiempo que no se veía a un Málaga tan perro y tan Murphy. No malo, desquerido. Y de entre las sombras emergió Recio, acostumbrado a correr para la gloria de los demás. El malagueño arregló el partido siendo el gran artífice de los tres goles.
Todo no es el gol. Dicen algunos que el fútbol está en las áreas. El nueve y el portero marcan las diferencias. En los partidos sí, pero a la larga las temporadas las sostienen los Recio de turno. Hoy fueron sus córners y sus faltas, pero también el único que mordió como muerde el mejor Málaga. Cuando los hombres de Gracia no son feroces, el equipo se vuelve vulgar.
También caben consideraciones. No es el mismo de partidos anteriores, no. No se puede obviar que está marcado por las bajas o por jugadores que fuerzan para echar un cable al equipo. El plan ha variado por narices. El mero hecho de estar Santa Cruz y no Cop ya te obliga a ser otra cosa. Aun así, trató de jugar con la ansiedad de un Depor que no terminó de sentirse a gusto en el césped al principio.
Se puso 0-1 el Málaga casi por inercia. Un córner magnífico de Recio que rozó Albentosa y Charles, como el ratón de área que es, entró solo para empujarla. Era la primera gran ocasión del conjunto -esta noche- blanco, que salvo un balón de Chory a Atsu que el ghanés no se esperaba, poco más había conseguido sacar en positivo.
Había algo que no cuadraba. Quizás cosas de meigas. Porque ya es mala suerte que Kameni, un hombre que presumía de llevar más de 60 partidos consecutivos en Primera, se lesionase en la misma jugada que abortaba un mano a mano con Lucas Pérez. Su mismo rechace, hay que añadir, se lo llevó el jugador del Depor, que se encontró con Weligton bajo palos. 
Kameni, mucho antes, ya había tenido dos balones 'tontos' que casi acaban en disgusto. Algo en el ambiente traía malos augurios. El camerunés no pudo más y dejó su sitio a Ochoa. El Memo había debutado en Copa precisamente en Riazor. Una curiosidad y poco más. En menos de diez minutos ya le había marcado su primer gol en la Liga. Gran acción de Fede Cartabia, que puso un balón en el corazón del área que pasó ante los ojos de Albentosa y llegó a Borges, que entraba desde atrás ante la inútil oposición de Atsu.
Con las tablas se fue el partido al descanso, si bien Chory Castro perdonó en el 48 una ocasión magnífica a pase de Rosales. Y el mismo uruguayo ya no regresó de la caseta, siendo sustituido al descanso por Horta. Y unos cuantos minutos después quitó a Santa Cruz y dio entrada a Fornals. Cambios agotados con casi 40 minutos por delante. Y es que no debía reconocer Gracia a su equipo. Tan irreconocible que ni el estaba en el banquillo sino Romero por mor de la sanción.
El encuentro era un paisaje coruñés. Gris, lento, pasado por agua. Parecía que el duelo iba encaminado a un quiero y no puedo constante. Pero llegaron los goles para agitarlo. Recio, transformado en el gregario de lujo que todo equipo necesita, volvió a ser letal botando un saque de esquina. Esta vez fue su inseparable Camacho quien, ironías de la vida, hizo un giro perfecto de cuello para batir a Lux. El jueves según el club era baja por esguince cervical...
No duró sino unos minutos la algarabía. Fede Cartabia puso el empate en una jugada personal donde retrató a toda la defensa del Málaga. Porque algo no terminaba de cuadrar en el equipo malagueño, lejos de su mejor yo. Lo peor es que se mascaba en el ambiente que el tercero del Depor podría llegar en cualquier momento, como así fue. Lucas Pérez se saco la espina rematando como un killer un centro de Fajr.
Lo que no estaba en el guión era el 3-3. Porque el Málaga parecía entregado al gris, conforme con su propio día tonto. Pero Recio estaba tocado por la varita. Una falta a unos 40 metros del área, con el equipo volcado y los nervios a flor de piel. La puso justo en el corazón del área, donde entraba Pablo Fornals pidiendo gloria. Se la arrebató -no creo que le importe- Arribas, que hizo un Camacho pero contra un atónito Lux.
Era un 3-3 sorprendente porque no era partido para tantos goles. Ni siquiera hubo polémica arbitral hasta que el amigo de sus amigos Velasco Carballo mostró una segunda amonestación a Camacho por desplazar el balón después de una falta. No influye en el marcador. Al menos no esta jornada. Pero en la próxima te mides a un rival directo sin tu mejor futbolista...