Camacho, el padre del Málaga

Pulgar por chupete, alegría desbordada para el primerizo Camacho, que celebraba su gol al Betis con dedicatoria obligada. Menudo regalo para el centrocampista y para todo el malaguismo justo la noche de San José, día del padre. Y eso es Camacho en este Málaga, en el campo (y fuera) es papá. Todo empieza y acaba en él. Líder absoluto desde un puesto que en teoría está llamado a vivir en las sombras.
Ganó al Betis con este tanto de Camacho el Málaga y se pone con 39 puntos. Ahora toca mirar hacia arriba con el disimulo de Pedro Navaja, silbando y con las manos dentro del gabán. Pero asoma el diente de oro, todo hay que decirlo. Muchos se acordaron de Vicente del Bosque por no citarle el día anterior. Otros le saborean como sabiendo que se viven las últimas noches con él. Maneras de vivir el presente.
Tremendo, por cierto, el arranque del Málaga ante el Betis. Bombardeo indiscriminado, tres ocasiones consecutivas. La primera de Charles, que acabó en córner después mirar de reojo el poste. Las otras dos de Albentosa y Cop, a bocajarro, abortadas por un Antonio Adán alardeando de reflejos bajo palos. En tres minutos ya había puesto el equipo de Gracia al Villamarín a pitar a los suyos.
Tanta pasión inicial hizo que el resto de la primera mitad no supiese a casi nada. El encuentro se volvió un poco insulso, había más intensidad en las gradas casi que en el campo. Ni entradas muy duras, ni muchos gestos estéticos, ni ocasiones potentes. El Betis tuvo algo más balón durante media hora, pero no forzó ni una parada de Ochoa. Sólo dejó algún destello Musonda.
Con el traje de visitante puesto, el Málaga esperó paciente al tramo final de la primera mitad para poner algo de azafrán al partido. Un par de contras peligrosas, sobre todo una en la que Charles fue más listo que la defensa pero no consiguió batir al sobrio Adán. Además, acabó volcado en el área verdiblanca casi igual que empezó, con repetidos córners. Adán evitó un 'casi-gol' olímpico de Recio.
A los puntos el Málaga había sido francamente superior a su rival, pero eso ya saben que no alimenta más que a los ojos. Un derbi que estaba siendo de guante blanco, aunque hubo un conato de conflicto entre Rubén Castro y Rosales que Clos Gómez quiso solucionar a la inglesa. Parece que no conoce mucho al canario, que no paró de decir cosas al vinotinto rumbo a la caseta mientras Charles intentaba en vano poner paz.
La segunda mitad comenzó con otro aire por parte de los dos equipos. De una ocasión de Cop que no terminó de tomar la mejor decisión se pasó a sendas acciones calcadas: un disparo de un escorado Castro que despejó Ochoa y que luego no supo aprovechar Damiao. El canario se volcó a la derecha y el Málaga lo sufrió. La réplica del cojunto blanquiazul la puso Charles con un disparo cruzado en exceso tras una contra.
Comenzaron los cambios de refresco. Merino tiró de dos pesos pesados como Jorge Molina y Joaquín. Gracia tiró de manual dando nuevos minutos a Juankar por un desgastado Chory Castro y a Fornals por Cop. Pero el partido andaba despeinado, de su prometedor inicio a una desesperante falta de acierto. Estaba más el duelo para fallos que para inventos.
Y efectivamente así fue. Venía Camacho de recibir una falta de Dani Ceballos, riña posterior incluida. Torres se llevó al titán malaguista hacia el área. Es donde tenía que estar. Como en Riazor, Recio sacó el guante y puso el esférico en el punto exacto. Camacho, también como en Riazor, correspondió con un toque de coronilla perfecto para que tomase dirección. El ingrediente novedoso fue la salida de Adán, que se convirtió en villano local tras ser su sostén.
El Betis se volcó y trató con más fe que otra cosa conseguir el empate. Quizás pudo lograrlo si Clos Gómez hubiese considerado penalti por manos de Albentosa. No fue voluntario, pero hubo mano. De cualquier modo, el Málaga había hecho méritos para llevarse tres puntos que le permiten asomarse a la zona europea desde la tapia.