¡Aleluya! Resucitó

Perdonen el topicazo del titular, pero a poco que echen un vistazo al historial del Málaga entenderán que lo usemos tras el triunfo ante el Villarreal y, precisamente, coincidiendo con el Domingo de Resurrección. Ganó el Málaga, por la mínima, de penalti, fallando lo más grande ante la meta de Sergio Asenjo y ante un equipo irreconocible, pero ganó. La salvación sigue siendo una quimera imposible (está a 11 puntos), pero al menos, durante un rato, el calvario es luz, la tristeza es alegría y el malaguista sonríe tras un partido. Por fin.
Logró José González su primer triunfo como entrenador blanquiazul tras nueve partidos a base de empates y derrotas. Ganó el Málaga tras casi cuatro meses sin hacerlo y da una pequeña dosis de moral a los suyos, precisamente el día que más vacía estaba La Rosaleda y su afición se enfrentaba por si pitar o no al exmalaguista Pablo Fornals. 
Se lo mereció el Málaga, que jugó bien sus bazas, aguantar bien atrás y aprovechar alguna de la que tuviera. La caraja del Villarreal ante rivales de la zona baja es digna de estudio. Fue mejor el equipo de José González que pudo dedicar a toda la familia de Pérez Frías el mejor homenaje posible.
En uno de los partidos más completos del Málaga, destacó por encima de todos un Rolan al que se le ha echado muy en falta durante todo el curso. Fue el más activo de todos y el que más generaba de cara a la portería de Sergio Asenjo. La jugada que provoca el penalti hacía tiempo que no se veía por estos lares y sirvió para que Chory (inmaculado su disparo desde los 11 metros) volviera a marcar más de tres meses después (así sonó el gol). 
Ya no hay duda de que al equipo de Javi Calleja se le atragantan los equipos de la zona baja. No se entiende de otro modo la pobre primera mitad ofrecida en La Rosaleda. Mejoró algo en la segunda, pero en los primeros 45 minutos, apenas le creó peligro a Roberto y muestra de ello es que no tiró ni una sola vez entre los palos. Tras el descanso, llegó con algo más de claridad, pero el Málaga seguía teniendo las mejores ocasiones. De haber tenido algo más de acierto o calidad, el partido habría quedado resuelto mucho antes. Pero a la hora de hablar de calidad, es la que hay, no busquen más.
El juego al primer toque y la mayor posesión del cuadro castellonense no dieron sus frutos. El Málaga, replegado atrás, salía como buenamente podía, y eran frecuentes sus llegadas a la meta rival. Con algo más de calidad, el cuadro costasoleño hubiese firmado una goleada.
Sea como fuere, el partido acabó con final feliz para el Málaga. Por fin. Un choque que estuvo cargado de detalles, tan absurdos como la disputa entre la propia afición malaguista con motivo de los pitos a Fornals, o tan emotivos como el abrazo al médico del equipo tras el gol de Chory Castro. Detalles como la no lesión de Rolan que estuvo a punto de salir del terreno de juego por culpa de unas molestias justo antes de marcar el gol de penalti o los nervios del entrenador blanquiazul mientras se consumían los últimos segundos del duelo.
Ahora, con un partido el viernes en Riazor ante el Deportivo, llegarán las cuentas y las reflexiones sobre las opciones o no de salvación. Lo mejor, consejo gratuito, es que disfruten del triunfo, de los tres puntos, porque a saber cuándo llega el próximo.

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