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El inesperado factor H

El inesperado factor H

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D. Marín
Harper e Hicham celebran el gol del marroquí ante el Córdoba.
Harper e Hicham celebran el gol del marroquí ante el Córdoba.

Jack Harper es tendencia en el malaguismo. Dos goles en dos partidos han reportado un tercio del puntaje del Málaga en este inicio liguero donde los tantos se cotizan en puntos. Harper ha derribado de una patada con su pierna izquierda la puerta del primer equipo. Luce el ‘30’, lo que le da aún más flow a su nuevo status, y ha mantenido la tenacidad desde el primer día que recibió la llamada de Muñiz. Ahora paladea mesuradamente las mieles del éxito, el club lo cuida, filtra sus apariciones públicas y, paralelamente, negocia la renovación de su contrato, que expira el verano que viene. “Si pudiera firmar uno vitalicio lo firmaba”, confiesan desde su entorno, donde se asegura que Jack Harper es ‘malaguista 101%’.

Jack Harper (22 años y 1,87 metros) engancha desde el nombre, que bien podría ser el de un detective de película de ‘serie B’ o el del delantero estrella de una serie de dibujos nipona. Su acento delata su génesis, Fuengirola, cuna de talento futbolístico y malaguista, aunque sus raíces afloran en Escocia, país de sus padres, de William Wallace y del “verdadero” whisky, como les gusta decir a los escoceses. Heroicidad y tradición combinan tales vinculaciones con el país del Reino Unido, que ya ha puesto su lupa en el delantero del Málaga. De momento, Harper ha declinado los llamamientos de las inferiores de los Terriers para centrarse en su club, aunque no le cierra el ojo a futuras convocatorias.

Resulta llamativo que el jugador que marca tendencia en el equipo blanquiazul no subiera ni una sola vez a entrenarse con el primer equipo la pasada campaña. Harper se moldeó en la cantera del Real Madrid y del Brighton, y llegó al Atlético Malagueño mediada la temporada 16/17, anotando 13 goles en 23 partidos y actuando más como jugador de banda. Una campaña después, la del ascenso del filial, jugó 39 encuentros y anotó otros 13 tantos. Sus registros llamaron la atención, y Harper dispuso este verano de una oferta importante por tres temporadas para salir, dudó, se asesoró con su gente y con su familia (su hermano Ryan es su representante), y la terminó rechazando. Apostó por la cara y no le ha salido cruz.

Ya en pretemporada anotó dos goles, los mismos que suma en el curso actual, los primeros tantos oficiales, por cierto, que ha logrado un británico en la historia del club. Pero, como decimos, Harper lleva Málaga en las venas, vive por y para el Málaga, y se cuida para triunfar aquí. Es un jugador muy querido en el vestuario y criado en el seno de una familia humilde de la que ha adquirido principios que aún mantiene en liza pese a lo abrumador que puede resultar el éxito y los altavoces que suponen las redes sociales para lo bueno y para lo malo. Su engrase con Blanco Leschuk y su capacidad de trabajo han terminado de convencer a Muñiz, que no le quita el peto de titular indiscutible. Harper lo tiene todo para triunfar, le llega la oportunidad de romper el cascarón con 22 años y lo asume con equilibrio. Es el inesperado factor H, letra también de otra de las revelaciones: Hicham. Harper e Hicham, química H2Gol. 

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