A paso de tortuga
El Málaga se va alejando de los puestos de cabeza de LaLiga 1|2|3. No le aguanta el ritmo de puntaje a los que dominan la clasificación y la brecha se va estirando. Seis empates en los últimos ocho partidos son un balance pobre para un equipo que tiene como objetivo primordial volver a LaLiga Santander. El último se cosechó frente al Numancia, donde faltó mordiente para noquear al rival cuando se quedó en el suelo tras el gol de Fede Ricca tras el paso por vestuario.
Los de Juan Ramón Muñiz sólo ganaron un encuentro en este tramo. Los malaguistas se impusieron en el Cerro del Espino al Rayo Majadahonda con un solitario gol de Adrián González. Es el único triunfo en estos ocho duelos, que dejan el granero medio vacío. Nueve puntos de los últimos 24 son pocos para el poco margen de error que deben tener los aspirantes a subirse en el ascensor. No pierde el Málaga, sólo lo hizo frente al Osasuna en La Rosaleda, pero tampoco puede superar a sus contrincantes. No pasó del empate con el Almería, Las Palmas y el Dépor en casa; y con el Tenerife, el Córdoba y el Numancia a domicilio.
"Hay que rentabilizar los goles", decía Muñiz tras las tablas en Soria, consciente de que hay un déficit en el área contraria. Los números no mienten. Cinco goles en ocho partidos, un promedio de 0,63 tantos por encuentro. Una media muy baja en relación con el potencial ofensivo que tiene el equipo. Bien es cierto que en este último tramo ninguno de los delanteros aportó de cara a puerta, lo que es un lastre importante. Harper perdió protagonismo, Seleznyov no se estrenó y Blanco Leschuk acumula 18 choques sin celebrar un gol. Adrián, N'Diaye y Ricca fueron los que le pusieron el sello a esos tantos. De hecho, el madrileño, con siete, es el máximo goleador del plantel blanquiazul.
Pobre Malaga, C.F. y que pena de las árcas del club que se han quedado vacías porque los zánganos que poblán su colmena se han comido todo el presupuesto asignado para esta temporada, el mayor de la segunda división. Todo esto pasa cuando se tiene un presidente y al mismo tiempo dueño del club, que pasa olímpicamente de todo el tejemaneje que vuela por La Rosaleda. Mientras tanto todos los chuposteros que han llegado de fuera y los que teníamos aquí del año pasado limpiando hasta las telarañas de las arcas malaguistas. Ochenta años de historia malaguista con un noventa por ciento de fracaso y apenas un diez por ciento de satisfacciones y eso que hablamos de la quinta o sexta ciudad española más importante. Así que anoche ni vi este esperpento de Malaga, C.F..