Adrián R. HuberSpa-Francorchamps (Bélgica), 6 may ( EFE).- El español Fernando Alonso, que debutó con victoria en el Mundial de resistencia, al ganar las Seis Horas de Spa, regresará el próximo fin de semana al circuito de Montmeló (Barcelona), donde hace casi cinco años logró su trigésima segunda y hasta la fecha última victoria en Fórmula Uno, en el Gran Premio de España de 2013.
El doble campeón mundial asturiano de F1 (2005 y 2006, con Renault), no pudo arrancar con mejor pie su experiencia en el Mundial de resistencia, el WEC (siglas, en inglés, del World Endurance Championship), que disputa a bordo de uno de los dos coches punteros, el Toyota TS050 Hybrid.
Alonso llegó, vio y venció. En el mítico circuito de las Árdenas, uno de los 'monumentos' del motor, se impuso junto a sus nuevos compañeros, el japonés Kazuki Nakajima, y el mucho más experimentado suizo Sebastian Buemi -campeón mundial de resistencia en 2014-, con los que afrontará el reto de intentar ganar a mediados de junio las 24 Horas de Le Mans, que se repetirán el año próximo en el calendario de una 'súper temporada', que cerrará precisamente la prestigiosa prueba francesa.
Sin renunciar a ganar el Mundial de resistencia, Alonso afrontó como un entrenamiento más, con miras a Le Mans -su principal objetivo-, su sensacional puesta en escena en Spa-Francorchamps. Desde donde se catapultó hacia la Fórmula Uno hace 18 años, cuando se adjudicó el triunfo en la prueba de la Fórmula 3000 -equivalente a la actual F2- disputada en la legendaria pista belga.
Alonso, de 36 años, debutó, cedido a Minardi, en 2001; antes de pasar un año como probador y eclosionar definitivamente con Renault en 2003, temporada en la que batió casi todos los récords de precocidad y logró su primer triunfo en F1, en el Gran Premio de Hungría. Donde se convirtió en el primer -y hasta el momento único- ganador español en la categoría reina del automovilismo.
Desde entonces pasaron muchísimas cosas. Entre ellas, otras 31 victorias y dos Mundiales para España en Fórmula Uno del asturiano, que el año pasado debutó en las 500 Millas de Indianápolis (EEUU), adonde espera regresar una vez añadido a su sobresaliente palmarés el éxito en Le Mans. En busca de la ansiada Triple Corona.
De momento, toca volver a Montmeló, donde hace casi cinco años -en la penúltima de sus cinco campañas con Ferrari- brilló ante su afición, al ascender a los más alto del podio desde el quinto puesto en parrilla.
Tras tres años para el olvido en McLaren -escudería en la que ya había pilotado en 2007- Alonso parece vislumbrar la luz al final del (larguísimo) túnel. Con el nuevo motor Renault, abrió curso logrando un quinto puesto con el monoplaza de Woking en Australia, antes de repitir séptima plaza en las siguientes tres carreras, para ocupar el sexto puesto en el Mundial de F1.
Después de saborear victoria oliendo al champán con el que se empapó en el podio de Spa -y siempre en compañía de Luis García Abad, su hombre de confianza dentro y fuera de los circuitos- Fernando pernoctó en Bruselas, antes de emprender rumbo al Reino Unido. Desde donde, tras un breve 'pit stop' en casa familiar, entrará de nuevo en loor de multitudes, y con un nuevo plus de motivación, en Barcelona.
En una reciente visita a la redacción central de la Agencia Efe en Madrid, el francés Jean Todt, presidente de la FIA (Federación Internacional del Automóvil), afirmó que el hecho de que Alonso dispute este año ambos Mundiales era una gran noticia para el automovilismo.
Todt sabe perfectamente de qué habla. El impacto causado sobre el Mundial de Resistencia por una estrella del nivel de Alonso ha sido, sencillamente, espectacular. Y en Toyota se frotan las manos.