La Fórmula 1 echa el cierre a la temporada este fin de semana con el Gran Premio de Abu Dabi. Una última carrera en la que no se decidirá ningún campeonato del mundo, ya en poder de Lewis Hamilton y Mercedes, pero sí otras batallas secundarias. Y algunas de ellas no estaban previstas. Una de las más interesantes atañe al único piloto español de la parrilla, Carlos Sainz. Al madrileño, centrado en ayudar a McLaren a quedar tercero en la clasificación de constructores y mantener por detrás a Lando Norris, su compañero de equipo, se le une un tercer reto: Charles Leclerc. El piloto monegasco de Ferrari será su próximo compañero en Ferrari y sólo un punto les separa en la tabla.
Llegar a la escudería roja habiendo superado a Leclerc con otro coche, el McLaren, en teoría inferior, supondría una carta de presentación brutal. Y, de paso, una presión añadida para el monegasco. Leclerc es ahora mismo sexto del Mundial con 98 puntos, mientras que Sainz tiene 97 y es séptimo (con diez puntos sobre Norris, noveno). Oficialmente, el gran objetivo es mirar por McLaren. Pero este es totalmente compatible con intentar quedar por encima de Leclerc, a quien muchos no dudan en calificar públicamente como mejor preparado para asaltar el Mundial que al español. Para empezar, Leclerc ha sido sancionado con tres puestos en la parrilla de salida por su accidente en Sakhir.
Sainz ya dio un aviso hace muy poco. Hasta la propia organización destacó el adelantamiento que le hizo al Ferrari de Leclerc en el Gran Premio de Barein. El español le dejó claro al monegasco y a todo el Mundial que no le va el traje de actor secundario. Sus argumentos técnicos como conductor están puestos desde hace tiempo sobre la mesa y en los últimos Grandes Premios insiste en exhibirlo, especialmente en las salidas. Será la de Sainz y Leclerc una de las batallas más apasionantes del fin de semana de despedida para la temporada más atípica de la historia de la Fórmula 1.