La presentación oficial de Carlos Sainz como piloto de Ferrari dio el pistoletazo de salida a la temporada 2021 en el equipo italiano de Fórmula 1. Fue un momento especial, el del pasado fin de semana, para el madrileño. Sainz, siempre vestido de humildad, rechazó comparaciones con su padre, no prometió resultados concretos en su debut con el monoplaza rojo y tendió la mano a su compañero, Charles Leclerc. Es este uno de los puntos que mayor vigilancia tendrá Ferrari para esta nueva temporada.
El pique sano entre Sainz y Leclerc es evidente. Lo raro sería que no lo hubiera. De hecho existe desde hace meses, con morbosos duelos sobre el asfalto en los últimos Grandes Premios de la temporada pasada de Fórmula 1. Ya se sabía que Carlos Sainz sería el sustituto de Sebastian Vettel y, por tanto, el compañero de Leclerc. Se trata de la pareja de pilotos más joven de las últimas décadas en Ferrari, por los que las chispas pueden saltar en cualquier momento.
"Uno quiere ser competitivo, pero al mismo tiempo, especialmente en este momento, debemos trabajar para el equipo. Queremos que el equipo crezca, empezamos con buen pie, tenemos buena relación y pasamos mucho tiempo juntos en Maranello", dijo el español. Y añadió: "Tengo confianza en nuestra relación, nunca he tenido problemas con un compañero y no veo por qué debería tener problemas con Charles".
Quien vigila que todo marche sobre ruedas, nunca mejor dicho, es el jefe de Ferrari, Mattia Binotto. "Antes de fichar a Carlos Sainz vimos su crecimiento a lo largo de las últimas temporadas. Teníamos claro que era un gran piloto, fuerte y con personalidad. Sabíamos que sería un buen compañero para Leclerc", dijo el italiano. Hace semanas reconfirmó que no hay en Ferrari piloto principal: tanto uno como otro parten desde cero en este Mundial. El monegasco aún está digiriendo cómo el español dio buena cuenta de él en las últimas carreras del año pasado.