Las dos primeras carreras de la temporada han servido de espejo para hacernos una idea de qué le deparará este año a los equipos de Fórmula 1. Estos dos grandes premios han dejado patente el gran talón de Aquiles de Fernando Alonso y Aston Martin: los long runs en carrera.
Aunque ha habido cierta mejoraría entre la primera y la segunda carrera de la temporada, el déficit sigue siendo aún muy grande. El AMR24 es un muy buen monoplaza a una vuelta pero que sufre mucho en las tandas largas en carreras. El coche de Fernando Alonso hace aguas con el depósito muy cargado, y si es un circuito de mucha degradación, aún más.
El AMR24, por ritmo, es ahora mismo el quinto coche de la parrilla. A pesar de ello, Fernando Alonso logó un meritorio quinto puesto, quedando por delante de un Ferrari, un Mclaren y los dos Mercedes. Sin embargo, al igual que ocurrió en Baréin, volvió a quedar peor que su puesto en clasificación.
Este talón de Aquiles está lastrando a Aston Martin en sus opciones de competir en carrera con Ferrari y Red Bull. En Jeddadh, Fernando Alonso perdía cuatro décimas solo en el primer sector con Max Verstappen, y ocho décimas en toda la vuelta, todo un mundo en Fórmula 1. El asturiano también se dejaba cuatro décimas por vuelta con Charles Leclerc. Traducido en resultados, ese déficit de tiempo en carrera hace imposible que Fernando Alonso pueda tener opciones de podio mientras que no haya un abandono, un accidente o una mala estrategia por parte de Red Bull o Ferrari.
Dan Fallows y compañía tienen ahora algo menos de dos semanas para intentar paliar esta diferencia de tiempos para llegar a Australia a menos distancia de sus grandes competidores. Pese a todo, hay motivos para el optimismo y es que Aston Martin confían en que harán una buena segunda parte de campeonato puesto que les será mucho más fácil evolucionar su monoplaza, algo parecido a lo que pasó con Mclaren el año pasado.