Marc Márquez tenía muy claro que debía cambiar de aires. Su etapa en Honda había llegado a su fin y no existía una hoja de ruta donde las mejorías llevarán al catalán a las posiciones delanteras de la parrilla. No fue una decisión sencilla, él mismo lo ha confesado en varias ocasiones; aún así, sí fue la más acertada. En 2023, Márquez batió su récord de caídas. Con 29 veces yéndose al suelo, el piloto de Cervera veía cómo su estilo de pilotaje no iba acorde con las prestaciones de la moto. En el pasado, buscar el límite y jugar con él era común; pero, no obstante, le poca evolución en Japón obligó a Marc a mirar nuevos restos.
"Hemos hecho una pretemporada buena, estable, consistente y sólida, que era lo que buscaba, pero aún hay muchas preguntas por contestar. ¿Cómo será un fin de semana con la Ducati o cómo será pilotar en grupo con la Ducati? Tendré que ir quemando etapas en GP y controlar el instinto de no pilotar como pilotaba la Honda y centrarme como lo hacía en los test, donde hay más tiempo para entender la moto", confesaba el catalán antes de su debut oficial con Gresini en el GP de Qatar.
Desde que Márquez se subió por primera vez a su nueva moto, tan solo se ha ido al suelo en una ocasión. Fue en los test de Qatar, en una de las últimas tandas. El propio Marc explicó en su momento el por qué de la caída, y la reflexión era sencilla: quería saber dónde estaba el límite de su nueva Ducati. Todo eso ayudó para ver un Gran Premio 'limpio' de Márquez en MotoGP.
Por desgracia, era muy común ver a Márquez por los suelos. Las 29 caídas del 2023 lo corroboran. Pero en el pasado fin de semana, Marc no se cayó ni una sola vez. Algo que hacía mucho que no sucedía. La temporada pasada, Márquez solo cerró tres Grandes Premios sin caerse ni una sola vez: Misano, Tailandia y Qatar. Y lo tres tienen algo en común: que se corrieron justo después de que Márquez anunciase su marcha de Honda.
Un cambio de chip que le ayudó a reconsiderar los riesgos. Ahora, ya en Gresini, la moto parece funcionar de otra manera y habrá que ver en Portimao si es capaz de enlazar dos Grandes Premios sin probar la gravilla.