Asida a la veteranía de las dos leyendas de su baloncesto, el pívot NBA Hamed Haddadi y el escolta Samad Nikkah Bahrami, la ya eliminada Irán será el tercer rival de España en el Mundial de China, en el que ha dejado una imagen de equipo aguerrido al que no le acompañaron los resultados.
Ambos jugadores fueron los artífices de la histórica primera clasificación de los persas para un Mundial, el disputado en 2010 en Turquía, que junto a los Juegos Olímpicos de Pekín abrieron el decenio dorado del baloncesto iraní.
En aquel campeonato, lograron igualmente su primera victoria mundialista, precisamente frente a Túnez, uno de los equipos a los que quedó encuadrada en el Grupo C y ante la que perdió este lunes, certificando su temprana eliminación.
Asimismo, ambos fueron esenciales para que Irán repitiera presencia en el Mundial celebrado en España en 2014, donde fueron ampliamente derrotados por la anfitriona (60-90) y se apuntaron su segundo y último triunfo, esta vez en un partido sin apenas dificultades ante Egipto.
Con 34 años, Hadadi, una leyenda nacional, es aún el pilar de una selección que ha progresado en el terreno técnico, con jóvenes valores que apuntan alto, pero que aún carece de una disciplina táctica en un país con escasa tradición a la canasta.
El pívot, una mole de 2,18 intimidadora en la pintura y con buena muñeca, despuntó en los Juegos de Pekín 2008 con una actuación que le permitió fichar por los Memphis Grizzlies como agente libre debido al conflicto político y a las sanciones que EEUU impuso a Irán en la década de los pasados ochenta.
Enviado esa misma temporada a los Dakota Wizars para que se fogueara, Hadadi disputó 151 partidos entre 2008 y 2013 en la mejor liga del mundo, en la que promedió 7 minutos por partido y apenas dos puntos.
En el último de año formó parte de un triple intercambio entre los Grizzles, los Pistons de Detroit y los Toronto Raptors en el que asimismo se vio involucrado el base español José Manuel Calderón, antes de regresar a la liga de su país y peregrinar por el torneo nacional chino.
A su lado, la experiencia la pone Bahrami -que tras un fugaz paso por Europa (Pau Orthez, 2008-2009), ha hecho fortuna igualmente en la liga china- y los puntos de Irán el joven Behman Yakhchali, un base de 1,91 que ya dejó grandes sensaciones en el Mundial de España con tan solo 19 años y que está aportando puntos y minutos de calidad.
Ante los puertorriqueños anotó 22 puntos y seis triples que permitieron el despegue inicial de su equipo y en el partido frente a Túnez dejó otros 14 puntos.
Enrolado como Bahrami en el Nanjing Monkey Kings chino, la nueva promesa del baloncesto iraní llega enchufado a la cita mundialista: promedió 14,1 puntos por partido y 1,6 triples durante los partidos de clasificación del grupo asiático.
Igualmente inspirado parece arribar a China su compañero Mohamad Jamshdi, un hombre de perímetro que penetra como un puñal y tiene un tiro exterior apañado, y que en los tres partidos previos a la Copa del Mundo promedió 28 puntos.
Al cuarteto suele acompañarles en la pintura Michael Rostanpour, un pívot recio de 2.10 nacido en Estados Unidos que se formó en la NCAA, no pudo acceder al draft y viajó a Europa, donde se enroló en las filas de BC Prievidza esloveno.
Se esperaba que aportase el músculo bajo el aro que es la seña de identidad de un equipo en crecimiento y muy aguerrido, aunque en este Mundial no está ofreciendo su mejor versión.
En cambio, otro pívot como Aaron Geramipoor, que se estrenó con seis puntos ante los boricuas, destacó en el segundo partido de los persas, en el que con 18 puntos se convirtió en el máximo anotador de su selección.