Pepe Mel, entrenador del Real Betis, no entiende o no quiere entender que entre los aficionados del Betis es compatible la satisfacción de estar cerca del objetivo de la permanencia y el enfado del mal juego del equipo en los últimos partidos. Mal juego y mala disposición ante los encuentros.
El técnico madrileño quiso recordar al aficionado y al crítico que el objetivo de su equipo es la permanencia y que en estos momentos está siete puntos por encima de ella, es decir, que está cumpliendo con él objetivo. Y por tanto no entiende "qué expectativas" tendría la gente y "qué temporada" se imaginaban para este Betis.
Pues seguramente no sea tan difícil entender que la gente esperaba una temporada en la que su equipo aprovechara las múltiples ocasiones que está teniendo para rematar la salvación y tomarse con mucha más alegría el resto de la temporada.
Matemáticamente, el Betis va de cine, mirando a su objetivo, claro. Pero en esto del fútbol también hay una cosa que se llama ambición que posiblemente el aficionado atisbe antes que el entrenador y sus futbolistas. A estos está por ver si les conviene, porque la ambición arrastra exigencia, y para una mayor exigencia quizás no estén preparados en el equipo bético.
El peor error en el que puede caer el Betis, en cualquier caso, es instalarse en el nerviosismo, precisamente porque está a siete puntos del descenso. Desde la tranquilidad y la calma se rematará el objetivo y se cimentará el futuro en Primera. Pero los primeros que deben tenerla son los futbolistas y el entrenador, y han demostrado que no la están teniendo y que los que no están a la altura son ellos. Y dejen al aficionado con sus expectativas tranquilo.
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