Virtualmente ya lo ha hecho, ahora queda que lo haga matemáticamente, pero hay algo que está meridianamente claro, el Betis estará la próxima temporada en Primera división.
El conjunto de Pepe Mel, con sus vaivenes, con sus oscilaciones, prácticamente ha certificado su objetivo, mantenerse en Primera. Y lo puede hacer, si redondea bien la semana, con varias jornadas de antelación, con varias semanas para rematar bien la Liga y con varias semanas para reflexionar sobre el futuro.
Si Mel ha logrado el objetivo, como hizo también la pasada campaña, en un club intervenido económicamente no debe haber debate. Debe seguir. Tiene además un contrato firmado por tres años y se ha ganado su continuidad dejando a su equipo en la máxima categoría.
En cualquier caso, hay ciertas condiciones que animan a la reflexión. Sobre todo, la relación deteriorada entre la cúpula verdiblanca y el técnico madrileño. No es buen agüero ni buena base saber que a las primeras de cambio la confianza no va a ser plena, saber que hay fisuras y que hay ciertas diferencias con respecto a miembros del consejo y la dirección deportiva.
Pero en todo esto, además, por supuesto, del cumpliento de los objetivos por parte del entrenador, entrará en valor la idea de Betis que quieran sus dirigentes. El club tiene problemas económicos, pero los ha ido solventando de manera más o menos airosa e incluso ha conseguido aplazar el pago de su deuda en algunos casos en diez años. Así, y con los ingresos que puede generar la entidad anualmente, en Primera, también hay que ser conscientes de que el Betis, aún con sus problemas, va a tener más recursos que una gran parte de equipos de Primera división. El Betis es mucho más que otros clubes de similar potencial deportivo en estos momentos, pero ni por asomo equiparables en presupuesto, repercusión social o capacidad de generar recursos.
De ahí que el Betis deba replantearse la próxima campaña y de ahí que Pepe Mel también tenga que, igualmente, replantearse para un nuevo Betis.
Si los objetivos van a ser mayores, mayor exigencia, y mayor altura para la circunstancias.
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