Todo es mentira
En un mundo en el que el Papa y Fidel Castro se reúnen ya cara a cara y en extrema cordialidad; en un mundo en el que la principal caja de una región como Cataluña, que pregona la independencia, es una de las principales accionistas de una empresa de origen español como pocas como Repsol; en un mundo así, que el Betis y Pepe Mel busquen un futuro en común y de aparente cordialidad es de todo menos llamativo.
Da igual que en el consejo del Real Betis no confíen en el entrenador, da igual que a veces incluso utilicen desde las altas esferas verdiblancas sus resortes de diversa índole contra el técnico; da igual incluso que el director deportivo haya tenido roces públicos e internos con él. Da igual todo porque en el fútbol todo es mentira salvo los resultados, y en eso Mel se ha ganado la continuidad.
Pepe Mel seguirá como entrenador del Betis porque en su momento fue caro echarlo, porque ha logrado la permanencia y porque a ver quién es el guapo en el club, a pesar de que no haya confianza, que se arriesga a quitar de la primera plana a uno de los principales artífices del ascenso y de la permanencia.
Poco importan las relaciones, la confianza e incluso las capacidades. Solo importa que el equipo logre resultados y que en un momento determinado la grada coree "Pepe Mel, Pepe Mel, Pepe Mel". Alrededor todo es mentira. Escenificarán la cordialidad, la buena relación, la confianza. No se crean nada, todo es mentira. Cuando vengan mal dadas todo se desmoronará.
Así es el fútbol. Solo los resultados están por encima del bien y del mal.
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