Los tres mosqueteros españoles en el Open de España
Unidos por manos entrelazadas, un espíritu ganador indomable y el mismo sentimiento enarbolado por los célebres tres mosqueteros de Alejandro Dumas –“uno para todos y todos para uno”, dijo Miguel Ángel Jiménez en el momento de posar ante las cámaras–, José María Olazábal, Álvaro Quirós y el entrañable golfista malagueño escenificaron en el Open de España las ansias de victoria de los golfistas españoles.
Con un bagaje deportivo de valor incuestionable, ratificado por su dilatada experiencia, los tres golfistas auguraron sin embargo un torneo tremendamente intenso y emocionante merced a la intervención de un protagonista silencioso por el momento, pero que tiene mucho que decir en los próximos cuatro días: el inmaculado pero fiero recorrido del Real Club de Golf Sevilla.
José María Olazábal, diseñador para más inri del escenario de este Open de España que alcanza su Centenario, lo expresó de manera tremendamente gráfica: “no pensé que lo había hecho tan difícil”.
Calles estrechas, greenes ondulados pero más blandos de lo habitual por efecto de la lluvia y, sobre todo, por encima de todas las cosas, un rough de enorme altura y dureza, capaz de devorar cualquier bola que se salga de la trayectoria correcta, constituyen obstáculos permanentes en un torneo donde la competencia es extrema y donde ya ya se extiende la opinión generalizada de que el campo “está más duro que en las ediciones de 2008 y 2010”.
“Hay que pegarle muy recto. Si te sales, estás muerto”, ratificaron los tres en un dictamen que perjudica en teoría a los grandes pegadores –“hay que coger calle sí o sí y tener mucho cuidado de dónde sitúas la bola“– pero que no descarta a nadie.
“Tengo que ensamblar mi juego, encontrar la armonía”, decía Miguel Ángel Jiménez a pesar de que llega de ser quinto en Corea del Sur, un resultado solvente que vuelve a demostrar su conocida capacidad de lucha.
“No estoy en mi mejor momento, tengo que patear mucho mejor para conseguir buenos resultados”, comentaba por su parte Álvaro Quirós, casi al tiempo en que José María Olazábal, con la cabeza dividida por aquello de su capitanía del equipo europeo en la Ryder Cup, centraba la atención en el extraordinario final del recorrido sevillano: “El 18 es un hoyo excelente, de auténtico campeonato, pero atención al 14, al 15, muy duro y largo si sopla algo de viento, al 17… La diversión está asegurada”.
Comedidos, con la artillería de momento a buen recaudo, los tres mosqueteros españoles esperan agazapados a que comience la lucha, cruel y despiadada, con una amplia nómina de estrellas en pos del título, un título centenario que, no hace falta decirlo, los tres tienen enormes ganas de incorporar a su palmarés. “Claro que me encantaría”, “un honor para cualquiera”, “repetir, difícil pero no imposible”, Jiménez, Olazabal y Quirós dixit.