Míchel ha disparado primero. Lo ha hecho de forma rotunda, contundente, clara, y temiendo poco a las procelosas aguas de la rivalidad sevillana que de forma tan sutil hay que navegar a veces.
El entrenador del Sevilla, primero, en una entrevista a este medio digital, ofreció su opinión acerca de las aspiraciones sevillistas y las béticas. Más allá de la razón o no que puedan tener sus declaraciones, evidentemente abren la veda del morbo y de la rivalidad incluso dos meses antes de que se reanude la competición y con la temporada recién acabada, con derbi incluido.
Tampoco es realmente 'dramático' encender esta chispa que en realidad solo es eso, una chispa de la rivalidad sevillana que, eso sí, será recordada a lo largo de toda la temporada.
Eso era una chispa, otra cosa es el incendio que también ha provocado el técnico madrileño del Sevilla abriendo la caja de Pandora de su relación con Pepe Mel. Míchel ha apuntado y ha disparado. Las razones personales de cada uno van con cada uno, faltaría más, pero en cualquier caso las ha ponderado el sevillista sobre todas las cosas, incluso sobre los clubes, a la hora de exponerlas públicamente y de forma unánime tanto en ElDesmarque TV como en el diario Marca, y eso es más interpretable.
Todo hace pensar que no hay nada de fortuito en este 'incendio' prendido por Míchel, que ha querido sacar a la luz pública su mala relación con Pepe Mel, ya adelantada por cierto hace meses.
Se podrá apagar el fuego creado, pero no duden que con Míchel y Mel en los dos banquillos sevillanos rescoldos habrá para rato.
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