El Sevilla ha marcado claramente su política de fichajes para la próxima temporada. Y la ha marcado con varias directrices claras, enunciadas por Monchi. Austeridad en el gasto y menos inversión, búsqueda de rendimiento en los refuerzos y pocos experimentos de futuro.
Tan pocos que Rabello, joven con proyección, alternará con el filial y tan pocos que Luis Alberto y Campaña, perlas propias, pueden salir cedidos.
Quiere esto decir, además, que el Sevilla está marcando sus pautas hacia un equipo más experimentado, más veterano quizás, más seguro y menos volátil, más aguerrido, más antipático, más constante. Y eso hacía falta.
Las directrices son legítimas, respetables y hasta acertadas, pero inequívocamente conducen a un proyecto de presente más que de futuro.
Decía Monchi que quizás las verdaderas perlas y joyas de la cantera lleguen en un año, y por eso el club espera uno más para dar una alternativa real a sus jóvenes. Muchas voces apuntaban a que ese relevo, esa regeneración, debía ser adelantada aprovechando además que esta temporada recién acabada ha supuesto un evidente fracaso. Pero el Sevilla ha elegido conformar y seguir una línea más segura.
Evidentemente, la búsqueda de los resultados a más corto plazo subyace en la planificación, pero con austeridad en el gasto, menos posibilidades para fichar y con un cambio generacional en marcha, ¿será capaz del Sevilla de completar dos relevos en tan poco tiempo? ¿será capaz de hacer una pequeña 'limpia' este verano y preparar una regeneración más completa el próximo?
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