Por José Carlos Galván
(Marca)
El Recreativo dio el pasado sábado el primer paso para marcar e incluso ganar fuera de casa, dos objetivos que se le resisten. Sacó adelante un partido que se le había complicado mucho al descanso. Hasta ahora nos hemos conformado con una simple y superficial explicación para la trayectoria de los albiazules: Gana en casa y no da una como visitante. Esto no es un argumento, es una realidad, una apreciación evidente, casi un dato. Lo interesante es saber por qué.
Hay que advertir que ningún rival le ha discutido el balón hasta la fecha al Decano, ni en Huelva ni fuera. Y si Mirandés (Liga) o Murcia esperaron atrás a los de Sergi Barjuan en el Nuevo Colombino, también lo hizo el Racing en El Sardinero. No creo, por tanto, que los adversarios cambien la forma de jugar demasiado en función del escenario cuando se enfrentan al Recre. Queda descartada una presión ambiental que maniate al Recreativo. Los estadios están casi vacíos.
Apunto más a la nula capacidad de reacción del conjunto onubense. La clave puede estar en que en Huelva nunca ha tenido el marcador en contra. Y fuera, demasiadas veces, tantas como derrotas acumula. Asimismo, el Recreativo aún no ha tenido una sola ventaja en sus desplazamientos. En este sentido, hay mucho de casualidad y, como tal, se puede romper en cualquier momento.
Aun manteniéndose la tendencia a comenzar perdiendo, la respuesta del equipo albiazul al 1-1 ante el Alcorcón en la última jornada me hace ser optimista. Era un empate con sensación a derrota y el Decano reaccionó. Es la primera vez que se levanta tras un golpe.