Hace unas semanas, se partió la tibia y el peroné jugando al fútbol, y hoy, aún con muletas, Óscar Anaya reapareció por el hipódromo. Era un día importante. Se disputaba una nueva edición del Memorial Javier Piñar Hafner, la carrera más especial de cuantas se celebran en Dos Hermanas y en la que participaba con la prometedora Grievous Angel.
La potranca, ganadora un mes atrás en su debut español, se presentaba en el paddock como la principal amenaza de la gran favorita, Petite Vision. Minutos después regresaba triunfadora al recinto de ganadores. Es en los grandes premios donde se contrasta el verdadero potencial de los buenos purasangres, y Grievous Angel demostró en el Memorial que tiene un sitio en la próxima Poule de Potras. Estamos ante otra buena compra de Óscar Anaya, que volvió a Mijas con uno de esos regalos que se guardan para toda la vida: la pañoleta de la cuadra Jepe que en su día perteneció al propio Javier. El preparador, que ya había ganado esta carrera el año pasado con Makalali, le dijo a Ly, la madre del inolvidable aficionado, que le gustaría tener algo de él como recuerdo, y ésta, agradecida por el detalle, no se lo pensó.
La carrera de Grievous Angel fue perfecta. Muy bien dirigida por Óscar Ortiz de Urbina, no malgastó más energías de las precisas en la primera parte del trayecto, en la que Petite Vision lideró el escueto lote de cinco unidades con valentía. Parecía que la pensionista de José Carlos Lopera iba a ser capaz de conseguir lo que habría sido un triplete formidable, pero en la recta de tribunas se vio claramente superada por unos rivales que, evidentemente, poco tenían que ver con los que había batido en sus victorias anteriores. Grievous Angel se fue a ganar con decisión, mientras que Dubrovnik y Zahora, aun sin opciones claras de pelear por el triunfo, matizaron su anterior actuación y completaron el trío.
Los otros protagonistas de este ciclo de carreras que el próximo domingo llega a su fin fueron la sociedad formada por la cuadra Las Águilas y el jockey Jorge Horcajada, que doblaron triunfo con El Africano y Diamante Blanco. Especial mención merece la victoria de El Africano sobre Rubens, al que batió tras un bonito duelo en los metros finales del Premio Cajasol (1.600 metros), tomándose de esta forma la revancha de lo sucedido hace un mes, cuando el desenlace fue el contrario. Se medían dos de los caballos que más gusto han mostrado por la pista nazarena, y esta vez la gloria correspondió al caballo de Las Águilas, que acumula un balance tremendamente positivo en este invierno: dos victorias y tres colocaciones en seis carreras.
Mucho más holgado fue, en cambio, el triunfo de Diamante Blanco en el Premio Cruzcampo, la segunda parte del hándicap dividido programado sobre 2.100 metros. El hijo de Dyhim Diamond se mostró muy superior al resto de los competidores en los últimos metros, logrando su segundo triunfo seguido por delante de Orlov y Yucatan. Cirdan, pese a su buen origen, sigue sin dar señales de fiabilidad, mientras que Coqueta, Chitón y Merlin dejaron pasar su última oportunidad.
Tan bonita como la llegada protagonizada por El Africano y Rubens fue la vivida en el Premio Getisa, la primera parte del hándicap, en la que los dos grandes favoritos, Indian Lou y Pendenciero, se batieron en un intenso duelo que se resolvió finalmente a favor del segundo debido, en cierta medida, a la buena monta de Jeremy Crocquevieille, quien le sacó el máximo a Pendenciero con tal de que remontara los dos cuerpos de ventaja que le sacaba Indian Lou cuando comenzó la batalla entre ambos.
La jornada se completó con el Premio Turismo Andaluz, un hándicap sobre 1.6oo metros para potros y potrancas de tres años en el que Wad Vison explotó y, tras cuatro carreras sin colocarse, logró su primera victoria con un enérgico remate. Bob fue segundo y Shirgita, tercera.