Ni marioneta ni GPS
La Platea de Juanma Garrido
(Huelva Información)
Cada uno en su casa hace lo que quiere, pero también debe saber que está expuesto a que el resto del mundo juzgue –con respeto- aquello que considere oportuno. Juzgan los abonados, que para eso ponen una pasta que, precisamente, no les suele sobrar; juzgan los no abonados, que por algo parte del Recre aún tiene vinculación municipal; juzgan los periodistas, que para eso estamos y a veces (pocas) hasta acertamos; y juzga cualquiera que se tome una caña en un bar, ya que es a ese mismo al que siempre le piden ayuda cuando la cosa va mal, algo que, afortunadamente, parece no ser el caso. Parece, parece.
Pese a que alguno me lo recrimine de vez en cuando, entiendo perfectamente cierto control sobre apariciones de jugadores, entrenadores, directivos y demás en medios, tertulias, etc. Y digo ‘cierto control’ porque la barra libre absoluta no me parecía normal en un club profesional, pero que se mida con GPS hasta el último milímetro tampoco me parece lo más correcto: esto es Huelva, no Barcelona. Por cierto: si Chuli marca 5 goles en un encuentro y ‘Punto Pelota’ (programa que no es de mi agrado pero de innegable repercusión mediática) quiere contar con él… ¿no se le dejaría ir porque se emite en un horario poco ‘correcto’ para el futbolista? ¿Se perdería esa oportunidad de vender la marca ‘Recreativo’? ¿O allí sí acudiría? La respuesta parece evidente. No está el patio como para dejar pasar oportunidades.
Desde que estoy metido en este mundillo he lamentado los tiempos en los que el Decano era una mera marioneta, y que nadie olvide que en esta bendita ciudad, tarde o temprano, todos nos terminamos enterando de todo. Que los actuales dueños instauren nuevas normas, reglas y métodos de trabajo lo veo lógico, normal y evidente. Que eso genere ciertos enemigos, también. Lo que no entiendo es que cada semana brote un problema gordo aquí, allí y más allá. Que no, que nunca entenderé los supuestos beneficios de la pelea diaria contra el mundo. Y lo de algunos vetos, tampoco.