La fase de ascenso está cada día más cer ca y el club antequerano confía en
alargar su presencia en el Fernando Argüelles algunos días más, si finalmente se le otorga la organización del sector.
Al margen de este matiz, lo cierto es que el conjunto local no está dando la imagen de inicio de temporada, donde la soltura y la facilidad para sacar los encuentros como locales convertían el fortín antequerano en una fiesta cada semana. Más cuando te visitan equipos como el canario, con poco más de nueve jugadores dispuestos a pasar por el trago y salir volando de nuevo a las islas. Quizás por eso, por la excesiva relajación, por el trámite en definitiva, los pupilos de Lorenzo Ruiz le dieron demasiadas concesiones al rival y durante
muchos minutos y al descanso se llegó con un apretado 15-13.
Tras la reanudación las cosas no cambiaron. El técnico, que intentó introducir algunas rotaciones durante la primera mitad, tuvo que recurrir nuevamente a los pesos pesados del equipo para sacar el envite. Los cambios defensivos, las modificaciones justas para no alterar los esquemas, le fueron valiendo para imprimir más velocidad al choque y terminar por romperlo. González recuperó su sitio en la portería superado el ecuador del segundo acto coincidiendo con los mejores momentos del equipo (25-20). De ahí en adelante todo fue coser y cantar hasta alcanzar la máxima renta y el final del partido.